Jueves 21 de noviembre de 2024

El Papa a los médicos: Curar significa respetar el don de la vida desde el principio hasta el final

  • 22 de junio, 2019
  • Ciudad del Vaticano
"Debemos recordar que la curación significa respetar el don de la vida desde el principio hasta el final. No somos los dueños: la vida nos es confiada, y los médicos son sus sirvientes", dijo este sábado 22 de junio el papa Francisco al recibir a la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos (Fiamc), cuyos miembros han venido a Roma para consagrarse al Sagrado Corazón de Jesús, ceremonia que tuvo lugar el viernes 21.
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"Debemos recordar que la curación significa respetar el don de la vida desde el principio hasta el final. No somos los dueños: la vida nos es confiada, y los médicos son sus sirvientes", dijo este sábado 22 de junio el papa Francisco al recibir a la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos (Fiamc), cuyos miembros han venido a Roma para consagrarse al Sagrado Corazón de Jesús, ceremonia que tuvo lugar el viernes 21.

Tras agradecer las palabras del cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el Santo Padre les dirigió un discurso en el que destacó cómo las primeras comunidades cristianas presentaban a menudo al Señor Jesús como un "médico", subrayando la atención constante y compasiva que Él prestaba a los que sufrían todo tipo de enfermedades.

"Su misión era, en primer lugar, estar cerca de las personas enfermas o discapacitadas, especialmente de las que por ello eran despreciadas y marginadas. De esta manera Jesús rompe el juicio de condenación que a menudo tildaba al enfermo de pecador; con esta cercanía compasiva, manifiesta el amor infinito de Dios Padre por sus hijos más necesitados", dijo Francisco argumentando que el cuidado de los enfermos, por tanto, parece ser una de las dimensiones constitutivas de la misión de Cristo; y por eso también lo ha sido en la de la Iglesia.

Otro de los puntos fundamentales que subrayó el Papa es la importancia del modo en el que se cura a las personas y para ello es importante- añadió Francisco- seguir la escuela de Jesús.

Para Jesús, sanar significa acercarse a la persona, aunque a veces haya quien quiera impedirlo, como en el caso del ciego Bartimeo, en Jericó. Jesús lo llamó y le dijo: "¿Qué quieres que haga por ti?" (Mc 10,51). Para Él, curar significa entrar en diálogo para hacer surgir el deseo del ser humano y el dulce poder del Amor de Dios, trabajando en su Hijo, porque sanar- afirmó el Pontífice- significa iniciar un viaje: un viaje de alivio, de consuelo, de reconciliación y de sanación.

Y en relación a este modo de Jesús de curar a las personas a través del amor sincero sin olvidar que el ser humano es unidad de espíritu, de alma y de cuerpo, Francisco hizo hincapié en que el cuidado del Hijo de Dios coincide con la "elevación de la persona" y el envío de aquel que se ha acercado y se ha curado, ya que -aseveró el Santo Padre- "hay muchos enfermos que, después de haber sido sanados por Cristo, se convierten en sus discípulos y seguidores".

Y en este contexto, Francisco señaló que Jesús se acerca, cuida, sana, reconcilia, llama y envía: como podemos ver, acercarse a las personas oprimidas por la enfermedad y la dolencia es para él una relación personal y rica, no mecánica y distante.

Y es en esta escuela de Jesús, "el médico y hermano de los que sufren", donde se les llama a ustedes médicos que creen en Él, miembros de su Iglesia. Llamados a estar cerca de los que pasan por momentos de prueba a causa de su enfermedad.

Los médicos son "sirvientes" de la vida
"Durante los últimos cien años, el progreso ha sido enorme", continuó Francisco. "Hay nuevas terapias y numerosos tratamientos que están siendo probados. Todas estas curas eran impensables en generaciones pasadas. Podemos y debemos aliviar el sufrimiento y educar a todos para que sean más responsables de su salud y la salud de sus vecinos y familiares. También debemos recordar que la curación significa respetar el don de la vida desde el principio hasta el final. No somos los dueños: la vida nos es confiada, y los médicos son sus sirvientes".

"Su misión es al mismo tiempo un testimonio de la humanidad, una forma privilegiada de mostrarnos, de hacernos sentir que Dios, nuestro Padre, cuida de cada persona, sin distinción. Para esto él también quiere usar nuestro conocimiento, nuestras manos y nuestro corazón, para sanar y sanar a cada ser humano, porque quiere dar vida y amor a todos".

Esto exige competencia, paciencia, fortaleza espiritual y solidaridad fraterna. El estilo de un médico católico combina el profesionalismo con la capacidad de colaboración y el rigor ético. Y todo esto beneficia tanto a los enfermos como al entorno en el que opera. Muy a menudo, como sabemos, la calidad de un departamento no se debe tanto a la riqueza del equipo con el que está equipado, sino al nivel de profesionalismo y humanidad del personal primario y del equipo médico. Vemos esto todos los días, tantas personas simples que van al hospital: "Me gustaría ir a ese médico, a ese médico. ¿Por qué? - Porque sienten la cercanía, sienten la dedicación ".

El pontífice aconsejó a los médicos renovarse continuamente, extrayendo de las fuentes de la palabra de Dios y de los sacramentos, "para cumplir bien tu misión, y el Espíritu te dará el don del discernimiento para enfrentar situaciones delicadas y complejas, para decir las palabras justas, de la manera justa y en el momento adecuado".+ +