Miércoles 24 de abril de 2024

El Papa confirmará la fe de los malteses y su papel en el drama de los inmigrantes

  • 31 de marzo, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El Papa viaja a Malta este fin de semana con el telón de fondo de la guerra en Ucrania. Un viaje corto pero intenso en el que revitalizará la fe de una de las primeras comunidades cristianas.
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Los días 2 y 3 de abril el papa Francisco cumplirá la promesa de visitar Malta, una visita aplazada en dos ocasiones debido a la pandemia. Durante un intenso fin de semana recordará el papel clave de la isla en el drama que los inmigrantes continúan afrontando en el Mediterráneo y revitalizará la fe de una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo.

Situada frente a la costa de Sicilia, Malta es el país más pequeño y más densamente poblado de la Unión Europea, con unos 478.000 habitantes para 316 kilómetros cuadrados. Si hacemos cuentas, 1.513 habitantes por km2.

El archipiélago de Malta está compuesto por tres islas habitadas Malta, Gozo y Comino. Esta última, Comino, cuenta tan sólo con 5 habitantes permanentes.

El viaje a Malta será el número 36º que el papa Francisco realiza fuera de Italia, el 56º país que visita y el primero de este año 2022. Francisco es el tercer pontífice que viaja hasta esta isla mediterránea: antes de él, Juan Pablo II visitó Malta en 1990 y 2001. Benedicto XVI visitó la isla en 2010.

Aunque el pontífice permanecerá en la isla menos de 48 horas, visitará 5 ciudades: La Valeta, Rabat, Floriana, la isla de Gozo, y el centro de acogida de migrantes que se encuentra en Hal Far fundado por un franciscano de 90 años Dionysius Mintoff, quien también ayuda a gestionar las solicitudes de asilo.

El sábado 2 de abril, tras los encuentros protocolarios oficiales en La Valeta, el Papa se trasladará en barco a la isla de Gozo, donde visitará el santuario mariano más importante de la isla. El encuentro más multitudinario tendrá lugar en Floriana, en la misma plaza donde también celebraron misa San Juan Pablo II y Benedicto XVI.

El domingo 3 de abril el Papa visitará Rabat para rezar en la iglesia que contiene la llamada “gruta de San Pablo”, el lugar en el que según la tradición vivió San Pablo alrededor del año 60, tras naufragar el barco que lo llevaba a Roma para ser juzgado.

No es casualidad que el logotipo de la visita elegido hace dos años represente unas manos señalando hacia la Cruz desde un barco a merced de las olas. Las manos simbolizan la ayuda a quienes están en dificultad, abandonados a su suerte. El barco recuerda el naufragio de san Pablo y la acogida que los malteses dieron al apóstol y al resto de náufragos.

Una isla ligada a la figura de San Pablo
“Me parece significativo que en este décimo año de pontificado se produzca este viaje a Malta, porque Malta está ligada a la figura de San Pablo, que es el evangelizador por excelencia, y si hay una nota que caracterizó insistentemente el pontificado de Francisco, es precisamente la de la llamada, de la invitación a la Iglesia a hacerse misionera, a hacerse cada vez más misionera, a llevar el anuncio del Evangelio a todos, en cualquier situación”, así observó a VaticanNews el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado Vaticano, una de las particularidades de esta visita apostólica.

Según relata Hechos de los Apóstoles, en el año 60, San Pablo viajaba en barco desde Chipre con destino a Roma para ser juzgado. Una fuerte tempestad hizo que naufragaran en la costa de Malta y a partir de ahí San Pablo comenzó la evangelización de la isla. De hecho, la fiesta del Naufragio de San Pablo, el 10 de febrero, continúa siendo una de las celebraciones más importantes del país.

Su ininterrumpida tradición de herencia cristiana explica que el país tenga más de una iglesia por kilómetro cuadrado. De hecho, hay suficientes capillas e iglesias en el archipiélago para que se pueda asistir a misa en una diferente durante todo un año. Incluso en la más pequeña de las islas, Comino, hay una iglesia para sus únicos cinco residentes.

“Esta salida misionera –agregó el cardenal Parolin- con dos características que creo que son típicos énfasis del papa Francisco, es decir, ir hacia las personas concretas, encontrarlos allí en las situaciones en las que se encuentran viviendo, que pueden ser situaciones positivas, negativas o situaciones críticas. Por supuesto, su invitación es precisamente la de una conversión misionera”.

La cuestión migratoria. “Salvar vidas”
Por su cercanía al norte de África, Malta es un destino preferente para las personas que huyen, sobre todo, de Sudán, Bangladesh y Eritrea. En los últimos años se negó a recibir a los migrantes que son rescatados por los barcos humanitarios a pesar de que los naufragios se produzcan en aguas que son de su competencia jurisdiccional.

En proporción con su población, Malta cuenta con el mayor número de pedidos de asilo en Europa. En principio todos los inmigrantes que llegan a sus costas se consideran clandestinos y afrontan un largo proceso de regularización. La inmigración irregular abrió una brecha en la población. No hay integración y en la isla inmigrantes y malteses viven completamente separados. Según Acnur, en 2021 llegaron a la isla 832 migrantes por mar, una cuarta parte de los 3.406 de 2019.

“Salvar vidas en el mar”, una prioridad para el papa Francisco, subrayó el cardenal Parolin y explicó: “Esto puede hacerse aumentando las rutas disponibles para la migración regular. Y luego, más en el origen, debemos trabajar para que nadie se vea obligado a abandonar su patria a causa de situaciones de conflicto, de situaciones de inseguridad o de subdesarrollo. Por lo tanto, hay que invertir en los países de origen, especialmente en términos de desarrollo económico, estabilidad política, buen gobierno y respeto de los derechos humanos. Y, al mismo tiempo, combinar esos cuatro verbos que nos ha indicado el Papa: acoger, proteger, promover e integrar, y hacerlo realmente juntos”.

“Ningún Estado –aseguró- puede asumir la responsabilidad por sí solo. Necesitamos un compromiso común que debe compartirse también con la sociedad civil, incluidos los grupos religiosos y la Iglesia católica en particular”.

El Papa visitará el domingo el centro de acogida de inmigrantes y refugiados “Juan XXII Peace Lab” en Hal Far, donde se reunirá con cerca de 200 inmigrantes. Se trata de una organización de voluntariado fundada en 1971 por el fraile franciscano Dionisio Mintoff. Lleva a cabo una labor educativa en favor de la justicia y de los derechos humanos. Además de la acogida de los solicitantes de asilo, este centro ofrece servicios médicos, posibilidad de recibir formación y una residencia con capacidad para 45 personas. Facilita internet gratuito para que los migrantes puedan mantenerse en contacto con sus familias de origen.

La ciudad de Hal Farel acoge el mayor campo de refugiados de Malta, que se encuentra situado junto a una base militar. Allí se levantan un centro de detención y otros cinco campos abiertos para 2.000 personas, por lo que el Peace Lab se convierte en un especie de oasis para los inmigrantes y refugiados.

El resto de inmigrantes vive entre decenas de contenedores de chapa que albergan literas de dos y tres pisos cada una; en un contenedor pueden llegar a dormir hasta diez personas.

El Servicio Jesuita para los Refugiados de Malta es una de las organizaciones que más ayuda presta a los inmigrantes que se hacinan en este campo. Los voluntarios aseguran que carecen de actividades y entretenimiento, por lo que pasan los días, semanas y años sin nada especial en lo que ocuparse. Allí se les proporciona comida y una ayuda de 138 euros al mes. La mayor parte de los inmigrantes proceden de Somalia, Eritrea y Sudan.

La guerra en Ucrania como telón de fondo
Este viaje, aplazado en 2020 a causa de la epidemia de Covid-19, tiene lugar durante la guerra en Ucrania. El cardenal Parolin reiteró a VaticanNews el dolor del pontífice por el conflicto en curso y su esperanza de que las armas callen.

“Ciertamente, este es un viaje muy esperado, precisamente porque ya fue aplazado una vez a causa del Covid y, al mismo tiempo, tiene lugar en este contexto de guerra que está preocupando enormemente al Santo Padre. Así que imagino que hará este viaje con el dolor fuerte que ya ha manifestado en muchas ocasiones en los últimos meses, en las últimas semanas por lo que está ocurriendo en Ucrania y repetirá, imagino, su llamamiento para que cesen los combates, para que callen las armas y se continúe a dialogar porque, de hecho, las negociaciones ya están en marcha aunque no parece que hayan llegado a ningún resultado concreto. Así que será un espíritu de dolor y participación en el sufrimiento de esa población y una invitación a poner fin a la guerra”.

El Secretario de Estado vaticano añadió: “Mientras tanto, damos gracias al Señor porque estamos asistiendo a un verdadero concurso de solidaridad con respecto a los prófugos, los refugiados de Ucrania. Es realmente admirable lo que los distintos países europeos están haciendo por ellos. Espero que esta trágica experiencia pueda realmente ayudar a hacer crecer, a aumentar la sensibilidad hacia la otra migración, aquella que viene del sur, y me parece que en este sentido no hay alternativa a una colaboración y a una participación en las responsabilidades de las "cargas", llamémoslas así, entre todos los países europeos, especialmente entre los de arribo, del primer arribo y luego los de tránsito y destino”.

“Espero que Malta se deje confirmar en la fe y que esta fe se traduzca en testimonio”, concluyó el cardenal Parolin.+