Domingo 24 de noviembre de 2024

El Episcopado compartió una propuesta para la jornada penitencial

  • 28 de febrero, 2022
  • Buenos Aires (AICA)
El Secretariado Nacional de Liturgia compartió una idea para la jornada de oración y ayuno por la paz en Ucrania convocada por el papa Francisco para el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza.
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El Secretariado Nacional de Liturgia (Senali) compartió una idea para la jornada penitencial de oración y ayuno por la paz en Ucrania convocada por el papa Francisco para el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, inicio del tiempo cuaresmal.

La sugerencia para la celebración en los hogares de este momento pedido por el pontífice incluye una monición de entrada, lecturas del Evangelio, una meditación, el rezo de la oración simple de San Francisco de Asís y una conclusión.

El Senali también ofreció un guión para las misas que se celebraron el fin de semana para rezar juntos por la paz.

Celebración en los hogares

Monición de entrada
Hermanos: las noticias que nos llegan de una guerra inminente y conflicto bélico en Europa del Este nos conmueve a todos. Nos paraliza la idea de una guerra mundial y, no deja de sorprendernos que la humanidad, aún viviendo los coletazos de la pandemia, no haya aprendido lo que es el bien y el valor de la vida para todos.

Cercanos al inicio de la Cuaresma el próximo miércoles; y en el contexto mundial que nos conmueve, ante la escalada de violencia y ataques que está sufriendo Ucrania, toda la Iglesia está convocada a una jornada de ayuno y oración para pedir a Dios su ayuda y disponernos a colaborar con todas las fuerzas en la gran tarea de ser anunciadores y constructores de paz.

Con el ayuno pretendemos discernir qué es lo esencial en nuestra vida; ayunamos para pensar ante Dios las cuestiones cotidianas, para purificar las propias convicciones y para convertirnos; es decir, renovamos nuestro encuentro personal con Jesucristo.

Además, el ayuno acompañado de la oración nos recuerda que no sólo de pan vive el hombre sino de cada una de las palabras que salen de la boca de Dios.

Con esta jornada especial, a la que el Santo Padre nos llama y convoca, seamos creyentes o no, queremos poner freno a la prepotencia del mal que hace su obra “desestabilizando el orden mundial y el derecho autónomo de los pueblos”. 

En medio de nuestra respuesta personal y comunitaria, al ayuno y oración; no podemos dejar de alimentamos del pan de la Palabra y de la Eucaristía: es Cristo mismo que nos llama a anunciar la Buena Noticia de la paz en nuestro mundo.

EVANGELIO DEL DOMINGO: Lc 6, 39-45

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la paja que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “¿Hermano, déjame que te saque la paja del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.

Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.

El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca».

Palabra del Señor / Gloria a Ti, Señor Jesús.

Meditación
Cada árbol se reconoce por su fruto. No por los bellos ramajes, o por su tamaño, o porque adorna y queda bien. Los higos o los racimos no brotan de cualquier árbol. Si el corazón va sacando el bien, la bondad, el perdón, la solidaridad, la generosidad, la paz, la justicia, la dignidad, el respeto... querrá decir que estamos en el camino correcto. Y se notará hasta en las palabras que salgan de nuestra boca. Lamentablemente, somos testigos que nuestro mundo (aun pasando una pandemia que nos tendría que haber educado en el valor de la vida) le cuesta dar frutos de paz y concordia. 

“Todavía hoy, el camino de la paz, que san Pablo VI denominó con el nuevo nombre de desarrollo integral, permanece desafortunadamente alejado de la vida real de muchos hombres y mujeres y, por tanto, de la familia humana, que está totalmente interconectada. A pesar de los numerosos esfuerzos encaminados a un diálogo constructivo entre las naciones, el ruido ensordecedor de las guerras y los conflictos se amplifica, mientras se propagan enfermedades de proporciones pandémicas, se agravan los efectos del cambio climático y de la degradación del medioambiente, empeora la tragedia del hambre y la sed, y sigue dominando un modelo económico que se basa más en el individualismo que en el compartir solidario. Como en el tiempo de los antiguos profetas, el clamor de los pobres y de la tierra sigue elevándose hoy, implorando justicia y paz.

En cada época, la paz es tanto un don de lo alto como el fruto de un compromiso compartido. Existe, en efecto, una “arquitectura” de la paz, en la que intervienen las distintas instituciones de la sociedad, y existe un “artesanado” de la paz que nos involucra a cada uno de nosotros personalmente. Todos pueden colaborar en la construcción de un mundo más pacífico: partiendo del propio corazón y de las relaciones en la familia, en la sociedad y con el medioambiente, hasta las relaciones entre los pueblos y entre los Estados” (Mensaje del Santo Padre Francisco para la celebración de la 55 Jornada Mundial de la Paz 1/1/ 2022)

Oración universal
Hermanos: porque creemos que la Palabra de Dios nos impulsa a proclamar la Buena Nueva de la PAZ, pidamos su gracia a Dios Padre Misericordioso para orar con todas nuestras fuerzas en favor de todos los hombres. “SEÑOR DE LA PAZ, ATIENDE NUESTRA ORACIÓN” 

- Oremos por nuestro país y su clase política: para que el Señor les infunda valentía y les ilumine con su luz en la ardua y continua tarea por la paz. Roguemos al Señor. 

- Oremos por la comunión y la corresponsabilidad de todos al servicio de la paz: para que el testimonio de todas las comunidades cristianas irradie, con su vida en el mundo, la mansedumbre y compasión de Cristo. Roguemos al Señor. 

- Oremos por cuantos transmiten la Palabra de Dios: sacerdotes, padres de familia, catequistas, misioneros, educadores y profesores cristianos. Para que ofrezcan propuestas adecuadas para su mejor escucha de modo que podamos discernir desde ella la voluntad del Señor en medio de los conflictos y las dificultades. Roguemos al Señor. 

- Oremos por la revitalización del domingo como día del Señor y de la celebración del Misterio cristiano: para que el Señor nos enseñe a promover una participación auténtica, fructuosa y activa en las celebraciones litúrgicas. Roguemos al Señor. 

- Oremos por la caridad de nuestra Iglesia: para que se reavive en nuestras comunidades la misericordia que descubre las necesidades de los más pobres, se renueve el espíritu de la acción caritativa y se vaya transformando la sociedad según el plan de Dios, a través de nuestro compromiso personal, social y político. Roguemos al Señor. 

Oración simple de San Francisco de Asís
(Después de cada petición, cada miembro de la familia puede ir prendiendo sucesivamente una vela – son siete velas en total)

Señor, hazme un instrumento de Tu Paz.
Donde hay odio, que lleve yo el Amor (se enciende una vela)
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón. (se enciende una vela)
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión. (se enciende una vela)
Donde haya duda, que lleve yo la Fe. (se enciende una vela)
Donde haya error, que lleve yo la Verdad. (se enciende una vela)
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría. (se enciende una vela)
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz. (se enciende una vela)
Oh, Maestro, haz que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es:
Dando, que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la Vida Eterna.

Padrenuestro. 

Conclusión 
El Señor nos bendiga y nos guarde. Haga brillar sobre nosotros su rostro. Vuelva su mirada a nosotros, y nos conceda la paz. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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