Miércoles 29 de enero de 2025

Dios se revela a los humildes y se oculta a los grandes y sabios

  • 6 de julio, 2017
  • Puerto Iguazú (Misiones) (AICA)
El obispo de Puerto Iguazú, Mons. Marcelo Martorell, dirigió unas reflexiones a la comunidad diocesana, sobre el Evangelio del décimo cuarto domingo durante el año, en el que Jesús se dirige y alaba a su Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado su misterio a los sabios y entendidos y haberlas revelado a los pequeños y humildes.
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El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, dirigió unas reflexiones a la comunidad diocesana, sobre el Evangelio del décimo cuarto domingo durante el año, en el que Jesús se dirige y alaba a su Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado su misterio a los sabios y entendidos y haberlas revelado a los pequeños y humildes.

"En el centro de la liturgia de hoy -expresó monseñor Martorell- nos encontramos con este trozo del Evangelio de San Mateo, que nos hace descubrir a Jesús y su Misterio, a sus relaciones con el Padre, en definitiva a su Misterio Personal. Quien es El y sus relaciones personales con el Padre. Y todo esto revelado a las gentes ´sencillas´, es decir a los más pequeños y humildes, despreciados por los más grandes de esta tierra y los más sabios".

El prelado misionero explicó que "Dios se revela a los sencillos de corazón, que como niños se abren a él con frescura de corazón y se niega a los soberbios, que satisfechos de su sabiduría humana se niegan a recurrir a él. Los pequeños son los que sienten necesidad de Dios, porque saben que solos no pueden nada y que lo necesitan, como un niño necesita de su padre. Estos son los pequeños del Evangelio que, conscientes de su ignorancia, abren su corazón a Dios. Son los que no ponen su corazón en la sabiduría del mundo y en las cosas de la tierra buscando la respuesta a todas las necesidades de su vida".

"A estos -siguió explicando monseñor Martorell- Jesús les da parte en el conocimiento del misterio de la relación entre Dios Padre y Jesús, y que el hombre no puede conocer si Dios no se lo hace saber a través del Hijo y a quien el Hijo se lo quiera revelar", y "así como los sabios de este mundo no conocen a Dios ni quieren conocerlo, los sencillos de corazón reciben de parte de Jesucristo esta revelación y manifestación de amor y conocimiento mutuo en la naturaleza divina".

Completandop su reflexión, el obispo de Puerto Iguazú afirmó que "Jesús no solamente les revela su misterio íntimo a los pobres y sencillos sino que conocedor de todo el sufrimiento de estos en la tierra los invita a ira a él: "Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados porque yo los aliviaré". El les da su corazón para que descansen y les regala el corazón del Padre, y toda la inmensidad de su amor de Dios. Y este y solo este será su mandato "ámense los unos a los otros".+

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