Viernes 22 de noviembre de 2024

Concluyó en Brasilia el encuentro internacional de líderes empresariales

  • 13 de noviembre, 2023
  • Brasilia (Brasil) (AICA)
El XVI Simposio de la Unión Cristiana Internacional de Directivos de Empresa (Uniapac) y el Celam concluyó su encuentro afirmando "a las personas como el centro de las actividades de la empresa".
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Bajo el lema: “Obispos y empresarios juntos frente a los desafíos de América Latina”, concluyó en Brasilia el XV Simposio de la Unión Cristiana Internacional de Directivos de Empresas (Uniapac) y el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), con la participación de 150 personas de 16 países, durante el cual se reconfirmó un camino de 35 años de reuniones.

En la declaración final, los participantes subrayaron que, "en un momento histórico del mundo marcado por un cambio de época, damos prioridad a la escucha, al diálogo y al encuentro, basados en la conversación en el Espíritu, dinámica esencial de la Iglesia sinodal". 

Para los participantes, fueron días "de una rica experiencia", en los que "pudimos escuchar, reflexionar y expresar nuestras ideas y sentimientos ante los desafíos comunes".

El mensaje final reitera que "las empresas son esenciales para el desarrollo y el bienestar de las personas y de la sociedad", y por ello "debemos actuar guiados por los valores y principios del pensamiento social cristiano, en busca del bien común y de la reconstrucción de el tejido social".

En particular, los empresarios católicos se comprometieron a "renovar los esfuerzos para poner a las personas en el centro de las actividades de la empresa, garantizando condiciones de vida y de trabajo dignas para los empleados y sus familias; fomentar la formación en ética empresarial y la participación cívico-política, para luchar contra la corrupción y promover la justicia; promover el emprendimiento, centrándose en la autonomía y fomentando el desarrollo de las personas para alcanzar una vida plena, aumentando el bienestar; equilibrar fe y vida, promoviendo una espiritualidad integrada en la realidad cotidiana de la empresa y de la sociedad".

Durante su intervención, monseñor Jaime Spengler, arzobispo de Porto Alegre (Brasil) y presidente del Celam, se refirió a la tarea común de los participantes en el simposio, en relación con "dejar un mundo mejor para las generaciones futuras", para lo cual, aseguró, "tenemos la Doctrina de la Iglesia, que puede guiarnos".

“Me gustaría intentar establecer una relación entre espiritualidad y espíritu empresarial”, expresó Spengler, con la certeza de que “tenemos la responsabilidad de construir no sólo 'con', sino también 'para' los demás seres humanos y la casa común. Cultivar la interioridad es el primer paso para construir y participar fructíferamente en la vida social y empresarial. Donde se forja la libertad, se construye el futuro."

Por su parte monseñor Lizardo Estrada, secretario general del Celam, abordó el tema “La paz como fruto de la unidad”, y ha destacado al respecto que “unidad no es lo mismo que uniformidad”, por lo que “caminar juntos (y unidos) permite la existencia de distintas miradas”.

Recordó que este mismo principio de unidad en la diversidad se vivió recientemente en Roma, durante “la primera sesión del Sínodo de la Sinodalidad. Y lo seguiremos viviendo en la Iglesia para retomar el camino del Concilio Vaticano II”, una senda que se viene transitando “con el proceso de la Asamblea Eclesial Latinoamericana y del Caribe”.

Para Lizardo, otra cuestión clave en la construcción de la paz es la dignidad humana, la cual “es indivisible” y afirmó además que es a través del bien común como “se lleva a respetar la dignidad humana”.

El Secretario general del Celam, para ampliar su análisis, abordó temas de las nuevas realidades, como el cuidado de la casa común, la cuarta revolución industrial, las migraciones, la crisis de la democracia, el protagonismo de las mujeres, el narcotráfico y el extractivismo, entre otros.

En otro sentido, aseveró que, en la lucha contra la pobreza, el valor del trabajo digno cumple un papel fundamental; por ello, “las buenas decisiones empresariales son aquellas que están basadas en principios fundamentales, como el respeto de la dignidad humana y el servicio al bien común, y la visión de la empresa como una comunidad de personas”, y que resulta importante “organizar el trabajo de modo productivo y con significado, mediante el reconocimiento de los empleados y de su derecho y deber de desarrollarse con su trabajo”.

Monseñor Lizardo invitó finalmente a los empresarios católicos “a utilizar los recursos con sabiduría, para crear beneficios y bienestar, para producir riqueza sostenible y distribuirla con justicia”.+