Sábado 20 de abril de 2024

Con profunda emoción Fasta despidió a su fundador

  • 13 de mayo, 2022
  • Buenos Aires (AICA)
Durante casi una semana la comunidad de Fasta despidió a fray Aníbal Ernesto Fósbery OP, fallecido el 5 de mayo y sepultado el miércoles 11, en el Parque Rumalhue de San Martín de los Andes.
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Después de 6 días de exequias, el fundador y presidente emérito de la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (Fasta), fray Aníbal Ernesto Fósbery OP, fue sepultado el miércoles 11 de mayo en el Cementerio Parque Rumalhue de la localidad neuquina de San Martín de los Andes, respondiendo a su última voluntad.

El padre Fósbery, falleció el jueves 5 de mayo, a los 88 años, en el Hospital Fiorito de la ciudad de Avellaneda tras haber sido sometido a intervención quirúrgica de la que no pudo recuperarse. El actual presidente de Fraternidad, presbítero César Garcés Rojas fue quien informó a la comunidad de Fasta de la triste noticia a través de las redes sociales y durante los días siguientes, los miembros del movimiento, de distintos puntos del país y de los países donde tienen comunidades se hicieron presentes, o en modo virtual, para darle el último adiós al padre fundador.

Desde el mismo jueves a la noche hasta el domingo a la mañana los restos del padre Fosbery fueron velados en la capilla del Colegio Fasta Catherina del barrio porteño de Palermo. Misas, responsos, momentos de oración se fueron sucediendo en forma ininterrumpida, dirigidos por sacerdotes, consagradas, laicos y jóvenes en su gran mayoría, miembros de la Fraternidad.

Durante las misas en el colegio Catherina, presididas por distintos presbíteros pertenecientes a la Fraternidad Sacerdotal Santo Tomás de Aquino fundada por Fosbery en 1985 se recordó el espíritu alegre y esperanzador que el fundador supo transmitir: “Él quería que la obra de Fasta sea siempre juvenil, muy alegre y que cantara mucho. Él quiere que cantemos, que estemos alegres porque cuando alguien se va al cielo, se va con Jesús. El Padre Fósbery ha sido llevado a la vida eterna”, expresó el presbítero Guillermo Varela en su predicación. 

El padre César Garcés Rojas agradeció de manera especial a los acompañantes terapéuticos y a los médicos que lo cuidaron durante los últimos años mientras lo recordaba con estas palabras: “Este fraile, este cura, empezó a transitar los caminos de la historia y como los trabajadores de la viña del texto del Evangelio, hoy están todos. Los de la primera hora y los de la última hora. Y a todos nos paga un denario. Porque el Cura pasó por cada historia, por cada acontecimiento de esa historia. Nos tocó y nos cambió. Ya nada fue lo mismo”. 

Y agregó el padre Garcés: “Si hay algo que cada uno de nosotros tiene que agradecer, porque nos mete en el misterio salvífico de la Iglesia, es al Cura como pastor, como padre, como sacerdote”.

El domingo 8 de mayo, por la mañana, el cuerpo fue trasladado a la basílica de Nuestra Señora del Rosario y convento de Santo Domingo donde en una solemne Eucaristía sus hermanos, los frailes de la Orden de Predicadores, lo despidieron, en el mismo templo donde el joven fraile Aníbal Fósbery fue ordenado sacerdote. 

La misa estuvo presidida por el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Alejandro Daniel Giorgi y concelebraron monseñor Juan Carlos Ares, obispo auxiliar de Buenos Aires; monseñor Armando José María Rossi OP, obispo emérito de Concepción y fray José María Cabrera OP, prior del convento de Nuestra Señora del Rosario.

Al inicio de la celebración monseñor Giorgi expresó “queremos celebrar la vida del querido Aníbal. Ahora el incansable padre Fosbery va a seguir dándonos trabajo aquí en la tierra. Y ahora está desocupado. Será "terrible" para nosotros y estará más disponible. Eso será muy lindo, muy hermoso, muy ventajoso también para todos nosotros”, expresó.

En la homilía fray José María Cabrera destacó algunas notas características de la personalidad y labor sacerdotal del padre Fosbery. “A mí se me presenta esta primera imagen de Aníbal -comenzó diciendo el prior del Convento-, como un hombre enérgico. Un hombre de fe profunda y de convicciones inamovibles y un hombre de acción. En segundo lugar, como un hombre que tenía el don de la palabra y de la enseñanza. De una gran claridad. Era un gran predicador y tenía el don del trabajo con los jóvenes. Primero con la Milicia, después con Fasta, siempre motivando y después siendo seguido por ellos”. 

“En tercer lugar, fray Aníbal era celoso por la verdad e implacable con el error. Era un fraile de corazón misericordioso y grande, tenía un corazón de padre”, dijo el dominico y destacó su docilidad para discernir los signos de los tiempos al ver la “necesidad urgente de evangelización de la cultura. Siempre fiel a las enseñanzas y a las directivas de la Iglesia”. Por último, fray Cabrera apuntó su devoción especial a la Virgen del Rosario.

Trasladados a San Martín de los Andes sus restos mortales fueron velados por la comunidad local durante el lunes y martes para finalmente el miércoles 11 ser inhumados en el cementerio Parque Rumalhue. 

La última misa se celebró en la parroquia San José donde el licenciado Carlos Rossini, vicepresidente ejecutivo emérito de Fasta, que estuvo junto al padre Ánibal durante 25 años en la conducción del movimiento, le dedicó las palabras de despedida finales y Ricardo Feu, secretario privado del padre Fosbery en los últimos 26 años, leyó una poesía del Fundador y agradeció la presencia de los familiares, amigos y miembros de Fasta.

Tras su entierro, la comunidad de Fasta manifestó que si bien “despide con tristeza al padre fundador también siente el gozo y la alegría de saber que éste hijo de Dios alcanzará lo que siempre anheló y predicó: llegar al Padre Celestial y encontrarse con su patrono Santo Domingo y su hermano Santo Tomás de Aquino”.+