Viernes 22 de noviembre de 2024

Católicos expresan su malestar por las ofensas a la fe en escenarios porteños

  • 23 de octubre, 2021
  • Buenos Aires (AICA)
Personas de fe católica repudian dos actividades culturales recientes en escenarios porteños con "afrentas a la Virgen María" y piden a las autoridades no financiarlas con recursos del Estado.
Doná a AICA.org

Un importante grupo de personas de fe católica, movilizados por el escritor Jesús María Silveyra, expresaron su malestar por las recientes ofensas a la Virgen María en dos actividades culturales en escenarios de la ciudad de Buenos Aires, y reclamaron a las autoridades que ese tipo de actos no se siga financiando con recursos estatales.

En una carta titulada “Junto a ti María”, recuerdan que “la Constitución dice que el Gobierno federal sostiene el culto católico, apostólico, romano” y que “lo que los padres de la patria y nuestros primeros constituyentes quisieron sostener, mantener y defender fue nuestra raíz católica fundante”.

Los firmantes repudian puntualmente “la muestra realizada en el Centro Cultural Recoleta y la obra interpretada en el teatro Colón con afrentas a la Virgen María y a quienes las han permitido”.

Asimismo, solicitan a la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) que "siga levantando la voz contra estos sucesos" y  "siga condenando la ‘blasfemia’ como arte, más allá de que un grupo de personas lo consideren como un acto de censura".

Los firmantes piden a los obispos que "sigan reclamándole al Estado que no utilice los recursos de todos los ciudadanos para incumplir el mandato constitucional a fin de satisfacer los caprichos maliciosos de quienes se expresan en forma injuriosa contra Dios o contra la Virgen”.

Texto de la carta
Los abajo firmantes somos creyentes, cristianos y católicos. Orgullosos de decirlo públicamente. Dios nos guía, nos alimenta, nos sana y nos salva. Creemos que María, madre de Jesús, es la madre del Dios que profesamos y a quien rendimos culto. Ese mismo Dios, fuente de toda razón y justicia a quien invocamos y pedimos protección en el Preámbulo de la Constitución Nacional Argentina. Y como católicos, queremos manifestar que la misma Constitución, en su artículo 2º., es decir, ni bien comienza el texto, dice que el Gobierno federal sostiene el culto católico, apostólico, romano. Y lo dice no sólo por el antiguo sostenimiento económico que ya no existe, sino por lo profundo del significado de “sostener” según la Real Academia de nuestra lengua castellana. Es decir: “sustentar, mantener firme algo” o, alternativamente, “sustentar o defender una proposición”. Y lo que los padres de la patria y nuestros primeros constituyentes quisieron sostener, mantener y defender fue nuestra raíz católica fundante, mal que les pese a quienes se juntan para escribir una diatriba contra el Comunicado de la Conferencia Episcopal Argentina en defensa de la devoción y el respeto a la Virgen María. Devoción que también es fundante de nuestra historia patria. El manto de María está en los colores de nuestra bandera creada por el general Belgrano; su nombre está impreso en el nombre de la ciudad de “Santa María de los Buenos Aires” donde se han perpetrado las afrentas; y el amor del pueblo argentino hacia María está grabado en los corazones de millones de peregrinos que año tras año van a los santuarios de Luján, Itatí, Salta, San Nicolás y Catamarca (por nombrar algunos).

Por eso, sin entrar en consideraciones legales ligadas a los derechos de libertad religiosa consagrados en el articulado de nuestra Constitución Nacional, ni en la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, ni el Código Civil de la Nación, ni en la Convención Americana de Derechos Humanos; queremos no sólo repudiar la muestra realizada en el Centro Cultural Recoleta y la obra interpretada en el teatro Colón con afrentas a la Virgen María y a quienes las han permitido, sino solicitar a la Conferencia Episcopal Argentina que siga levantando la voz contra estos sucesos; para que sigan condenando la “blasfemia” como arte, más allá de que un grupo de personas lo consideren como un acto de censura; para que sigan reclamándole al Estado que no utilice los recursos de todos los ciudadanos para incumplir el mandato constitucional a fin de satisfacer los caprichos maliciosos de quienes se expresan en forma injuriosa contra Dios o contra la Virgen.+