Sábado 27 de abril de 2024

Catequistas de Mar del Plata participaron de su retiro anual

  • 12 de marzo, 2024
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
Participaron unas 300 personas de diversas comunidades de la diócesis. El administrador apostólico, Mons. Ernesto Giobando SJ, animó a los presentes a recordar la "vocación de catequistas".
Doná a AICA.org

Unos 300 catequistas de la diócesis de Mar del Plata colmaron el salón de actos del colegio Jesús Obrero de Mar del Plata, para participar del retiro organizado por el secretariado de Catequesis Renovada.

Participó del encuentro el administrador apostólico, monseñor Ernesto Giobando SJ, quien mantuvo su primer acercamiento con los catequistas de la diócesis. 

Con el lema “Señor, enséñanos a orar” iniciaron el encuentro con un “test de oración”, que se realizó en grupos, y luego hubo una iluminación acerca de la oración, a cargo de la directora del Secretariado, Victoria Cabral. Luego se dio paso a la adoración eucarística.

Además, se presentaron las Orientaciones para la Catequesis de Comunión, que el Secretariado estuvo trabajando a la luz del sínodo diocesano. Antes del almuerzo, y como cierre del retiro, monseñor Giobando presidió la Eucaristía, que fue concelebrada por los sacerdotes Ezequiel Kseim, Juan Andrés Rosso y Mario Fregenal FDP.

En la homilía, monseñor Giobando exhortó a todos a recordar su vocación de catequistas: “Seguro que todos nosotros podemos dar testimonio de nuestra vocación de catequistas como una gracia que el Señor nos dio en algún momento de la vida”, señaló, al tiempo que comentó su experiencia cuando, a sus 15 años, realizó unos ejercicios espirituales y “ahí hubo un vuelco en mi vida, una conversión”, aseveró. 

“Después de esos ejercicios -agregó-, le dije al jesuita que me acompañaba que tenía ganas de hacer algo por los demás: ‘Tengo ganas de dar catequesis’, le expresé. Fui a la parroquia de Guadalupe, en Santa Fe, y hablé con el párroco, y le dije: ‘Vengo para dar catequesis’, y me dice él: ‘Hay un grupo que ha tomado la comunión, tomá un pasaje del Evangelio de Lucas y comentáselo’. Yo lo preparaba antes, les preguntaba a mis padres lo que no entendía -gracias a Dios tuve dos papás muy fuertes en la fe-, y ahí empecé dando catequesis”, relató.

El obispo relató también que “siempre la catequesis fue algo particular en mi vida. Siempre me gustó dar catequesis, sobre todo a los niños y preadolescentes. Es como un espacio único. ¡Qué privilegio poder enseñar la catequesis a los niños, poder anunciarles la fe!”.

En tanto, a la luz de las lecturas de la liturgia del IV domingo de Cuaresma, aseguró que el kerygma “siempre tiene que estar en el fondo de todo lo que enseñamos; incluso enseñando cosas del Antiguo Testamento, tiene que estar Jesús en el centro de nuestro anuncio”.

Y agregó: “A veces hoy nos encontramos con gente que la fe la tiene muy dormida o están pasando por crisis de fe: ¡qué importante poder decirles ‘Cristo, rico en misericordia, te ama’ ¿Cuándo llegamos a poder decir esta frase? Quizás lo tengamos que decir de entrada, o cuando sea, pero lo importante es decirlo”.

Mensaje a los catequistas
Para concluir su reflexión, el administrador apostólico dirigió unas palabras a los catequistas presentes.

El primer tópico lo llamó ‘la alegría de venir a la Iglesia’. “Yo creo que todos tenemos esta alegría, pero es una alegría que a veces cuesta. Podríamos hablar del ‘mal espíritu de la fiaca’. Algo que encontramos en los chicos hoy muchas veces, pero que nos puede pasar a todos”.

“La pereza -dijo-, que es un pecado capital, trae consigo la tristeza, y la tristeza es un mal espíritu muy fuerte, porque se puede como ir enganchando en nuestra vida; y cuando la tristeza empieza, los sentimientos que la tristeza produce nos apartan de la alegría de ser parte del Pueblo de Dios”.

Por otra parte, destacó que el Pueblo de Dios “pasa momentos de crisis, en los que no entendemos, o hay cosas que no salen bien o están mal hechas. Ahí tenemos que pedir mucho esta gracia de la alegría, una alegría que no va a dibujar la realidad, ya que la alegría no es la sonrisa del payaso, es algo más hondo: es saber que Jesús nos ama, nos eleva, nos redime”.

Acto seguido, el prelado se refirió a “la vocación del catequista” y exhortó a “pedir la gracia del ministerio”. “¿Qué significa el camino al ministerio? No tener miedo a este compromiso, porque es un llamado, están llamados a anunciar la alegría del Evangelio”.

Finalmente, abordando como tercer tema “la oración”, se refirió al lema del encuentro e insistió en la importancia de orar y enseñar a rezar.

Monseñor Giobando concluyó agradeciendo a los catequistas presentes y, especialmente, al Secretariado de Catequesis Renovada por las tareas que se realizan.+