Card. Sandri: "El genocidio armenio es una mancha en la historia de la humanidad"
- 24 de abril, 2021
- Ciudad del Vaticano (AICA)
El Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales en la conmemoración del 106º aniversario del genocidio.
“Los armenios víctimas de un sufrimiento sistemáticamente planificado, pero no perdieron el tesoro de la fe”, expresó el cardenal argentino Leonardo Sandri, prefecto de la Crongregación para las Iglesias Orientales, en la homilía durante la Divina Liturgia, celebrada en el Pontificio Colegio Armenio en conmemoración del 106 aniversario del genocidio armenio.
“El drama de hace 106 años fue una mancha en la historia de toda la humanidad”, dijo el purpurado.
En la celebración presidida por el arzobispo Raphael Minassian, en presencia de los embajadores de Armenia ante la Santa Sede e Italia y también de monseñor Nunzio Galantino, presidente de la APSA, el cardenal recordó el dolor de este pueblo, que entró en la historia como la primera nación en recibir el bautismo en el 301, que sufrió “una terrible violencia hasta la muerte” pero que supo levantarse de nuevo.
Un “pueblo laborioso e inteligente, creador de arte y cultura”, dijo; un pueblo de santos, como Gregorio de Narek, proclamado por el Papa en 2015 Doctor de la Iglesia universal, que “iluminó a la humanidad mucho más allá de las fronteras del territorio armenio.”
El Gran Mal interpela a los pequeños males cotidianos
En el alma de estas personas aún pesa lo que ocurrió hace más de un siglo. La propia definición de “Metz Yeghern”, subrayó el cardenal -recordando lo que pronunció el papa Francisco en la celebración del 12 de abril de 2015 en la Basílica Vaticana-, “nos obliga cada día a enfrentarnos a la cuestión del mal dentro de la historia de la humanidad, pero sobre todo dentro de nuestra historia personal, cuando cedemos a los compromisos de la tentación, cuando dejamos de escuchar la Palabra de Dios, cuando somos indiferentes a nuestros hermanos o, peor aún, tratamos de hacerles mal en lugar de multiplicar las bendiciones y el bien hacia ellos.”
“El Gran Mal interroga a nuestros pequeños males cotidianos, porque los grandes acontecimientos negativos van siempre precedidos de una prehistoria de anestesia progresiva de la conciencia”, dijo el prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, mirando a la pandemia actual.
Es “un drama”, dijo, “pero no deja de ser una ocasión para reflexionar sobre el sentido de la existencia, que no puede ni debe pensarse como un acto solitario, sino siempre solidario y fraterno”.
Los armenios, testigos de la fe
“La tragedia de hace 106 años -reiteró el cardenal Sandri- fue una mancha en la historia de toda la humanidad, no sólo de quienes fueron los protagonistas negativos de aquellos días o de quienes por indiferencia o complicidad guardaron silencio. Los que sufrieron la violencia, a través de sus descendientes, no han perdido el tesoro de la fe y siguen aquí, como nosotros hoy, proclamándola y celebrándola”.
Como el pueblo judío en la Shoah, que en los campos de exterminio se preguntaba dónde estaba Dios, “también nosotros podríamos preguntarnos lo mismo ante el sufrimiento sistemáticamente planificado del pueblo armenio. Sin embargo, estamos llamados a añadir otra pregunta, válida entonces como ahora: “¿Dónde está el hombre? ¿Dónde estás hombre, dónde está tu corazón, creado para el bien, pero tan capaz de albergar sentimientos de odio hasta el punto de querer exterminar a tus hermanos y hacerlo realmente?”
“El Evangelio nos consuela pensando que los hijos e hijas del pueblo armenio, víctimas del intento de exterminio hace 106 años, son 'amigos de Dios', configurados a la existencia misma de Jesús”, concluyó el prefecto.+