Card. Bokalic: 'Que el Señor abra nuestros corazones como lo hacía Mama Antula'
- 10 de marzo, 2025
- Villa Silípica (Santiago del Estero) (AICA)
La comunidad santiagueña colmó el domingo 9 el flamante santuario dedicado a la santa. Allí, el arzobispo de Santiago del Estero invitó a no tener miedo al silencio y elogió los ejercicios ignacianos.

La comunidad santiagueña colmó, el domingo 9 de marzo, el flamante santuario de Mama Antula, ubicado en la localidad de Silípica, para honrar a la primera santa argentina. En la ocasión, el cardenal Vicente Bokalic CM,arzobispo de Santiago del Estero, destacó la importancia de los Ejercicios Espirituales, que fueron impulsados por la santa santiagueña.
"Eran diez días, y ahí estaban, escuchando la palabra de Dios, compartiendo la vida, compartiendo la mesa de la comida. En ese lugar, Mama Antula juntaba 300 personas por tanda; hoy, nos ponemos contentos porque tenemos 10 haciendo los ejercicios; pero miren esa maravilla que hizo Mama Antula, aunque en realidad lo hizo Dios", afirmó.
El cardenal primado de la Argentina planteó que "Mama Antula fue la mano de Dios, el lápiz de Dios, ella puso todo lo mejor. ¿Cuál era el fruto de esos ejercicios? La conversión, el cambio de vida, que muchos empezaron a través de las confesiones".
En otra parte de su reflexión, resaltó que "este santuario diocesano es un lugar de gracia, de reencuentro con ese Dios de la misericordia, que nos perdona, nos sana, que nos alivia, nos da la paz, que nos muestra cuánto nos ama. Venimos a descubrir a ese Dios que nos quiere, nos consuela, que nos levanta del barro".
Reflexionando sobre el pasaje evangélico, consideró: "En el desierto empezamos a sentir lo que hay en nuestro corazón. Nosotros nos aturdimos de ruidos, quedarnos en silencio nos da terror, nos escapamos muchas veces de nosotros mismos, de nuestra conciencia, de aquello sagrado que está en nuestro corazón, aquello que lo saben ustedes y Dios".
Por eso, animó a descubrir "que Dios me quiere a pesar de mis pecados" y expresó: "La misericordia de Dios es sanar y perdonar lo que nosotros no nos perdonamos".
Dirigiéndose a los presbíteros presentes, añadió: "Qué lindo es sentarse, mis hermanos curas, a escuchar a la gente; somos ministros de la gracia. Tenemos que sentarnos a escucharnos en este mundo de gritos, acusaciones, de agresiones, sentarnos, mirarnos como hermanos".
Preocupado además por el flagelo de la droga, instó a asistir a quienes entraron o siguen entrando por ese camino. "Eso es una lacra tremenda que destruye generaciones completas, no podemos seguir mirando al costado, no podemos decir: 'Esto no es mi problema'", acotó.
El cardenal Bokalic fue contundente al exhortar: "No podemos cerrar el ojo a tantos chicos y chicas jóvenes que destrozan sus vidas, porque están los mercaderes que negocian con sus vidas, que se agarran de la miseria, de la marginación, del olvido, de tantas cosas que vivieron en la niñez, en la adolescencia, y así la única salida pareciera que es entrar en el camino de las adicciones".
A su vez, invitó a reflexionar durante la Cuaresma sobre "qué hay en mi corazón: no será que Dios me está pidiendo algo, me está diciendo: 'Mirá, por ese camino no vas bien'. Necesitamos que el Señor abra nuestros corazones, como lo hacía Mama Antula".
Finalmente, el purpurado invitó a los fieles a no tener miedo al silencio, "ya que allí Dios nos habla; no le tengamos miedo a acercarnos al sacramento de la Confesión, ya que el cura no está para castigar. Esa no es nuestra misión, sino que tenemos la gracia del sacramento para transmitir esa sanación".+