Jueves 21 de noviembre de 2024

Arzobispo de Nagasaki: La llama olímpica nos dice "no más bombas"

  • 6 de agosto, 2021
  • Nagasaki (Japón) (AICA)
En el marco del 76° aniversario del bombardeo atómico, monseñor Joseph Mitsuaki Takami reiteró la necesidad del desarme nuclear para poder construir una paz real, verdadera y concreta.
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En el marco del 76° aniversario del bombardeo atómico y en vísperas del final de los Juegos Olímpicos de Tokio, el arzobispo de Nagasaki, monseñor Joseph Mitsuaki Takami, reiteró la necesidad del desarme nuclear para poder construir una paz real, verdadera y concreta.

"Las Olimpiadas también nos lo enseñan, y la afortunada coincidencia de fechas puede ser una advertencia más para que, sin olvidar, trabajemos realmente por un presente y un futuro de armonía entre las naciones", expresó el prelado en una entrevista con Radio Vaticano - Vatican News.  

-Monseñor Takami, gracias a las Olimpiadas el mundo mira a Japón. El país será el centro de atención incluso en el aniversario de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. Por lo tanto, por un lado está la historia que no debe olvidarse, y por otro, la historia del deporte que se está escribiendo. ¿Qué le parece esta coincidencia?

-Los Juegos Olímpicos son una fiesta deportiva, pero también un incentivo para crear paz en el mundo. Así que esta coincidencia es muy significativa, aunque desgraciadamente, a causa de la pandemia, la gente no pueda asistir a las competiciones. Sin embargo, los Juegos son un bien, traen un buen ambiente y mucho entusiasmo.

-76 años después, ¿qué quiere decir hoy a la gente de su diócesis, especialmente a los jóvenes?

-Cada año hay menos testigos directos, pero dejan una experiencia importante. Valioso. Hay que transmitirlo a los niños, y este pasaje es muy importante, como también repite el Papa. Es un testimonio que también se realiza a través de otros canales como el cine, la literatura y también la contribución de los medios de comunicación. Debemos continuar con este esfuerzo para mantener viva la memoria.

-Este año también se cumple el décimo aniversario del accidente de Fukushima. ¿Por qué no debemos olvidar lo que ocurrió en Japón en marzo de 2011?

-El problema es común, debemos abolir la energía atómica, que es muy peligrosa. No debemos fabricar armas, e incluso la energía nuclear, si es necesaria en un sentido, debe ser ahora superada, debemos producir energía de otra manera eliminando la energía nuclear, que es peligrosa.

-El Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares es importante, ha sido ratificado por muchos países, pero muchos, demasiados estados siguen teniendo armas nucleares. Entonces, ¿es la posesión de armas el verdadero nudo a deshacer, el freno al cambio real?

-Este problema es enorme, siguiendo las palabras del Papa debemos abolir absolutamente las armas nucleares en la Tierra. No podemos mantener una paz real mientras tenemos estas armas al mismo tiempo. No es una paz real, es falsa. El Tratado es eficaz, entró en vigor a principios de este año, pero ahora todos debemos promover la adhesión de los países, incluso los que hoy tienen armas nucleares. El año pasado, el 7 de julio, el obispo de Hiroshima, monseñor Alexis Mitsuru Shirahama, creó un fondo para promover la adhesión a este Tratado, aportando también ayuda financiera para apoyar las actividades de apoyo a la ratificación. Es una iniciativa pequeña, pero importante para alcanzar el objetivo.

-Los Juegos Olímpicos están llegando a su fin, luego será el turno de los Juegos Paralímpicos. ¿Qué nos enseñan estos Juegos, esperados desde hace cinco años?

-Me gustaría empezar con los Juegos Paralímpicos, que comenzaron en Tokio en 1964. Hoy son muchos los atletas que participan y nos piden un respeto universal, sin prejuicios ni discriminación. Tienen una fuerza especial en la promoción de los derechos humanos. Además, en esta edición hay un gran equilibrio numérico entre atletas masculinos y femeninos, mientras que al principio había pocas mujeres. Esto también significa respeto por las personas.

Y esto también es muy importante. Una representación simbólica, pero que nos recuerda cuántos conflictos existen en el mundo actual. Los Juegos Olímpicos son un testimonio del deseo de crear un mundo en el que haya paz entre las naciones.

-¿Qué emoción siente cuando piensa que hace 76 años una bomba atómica marcó para siempre la historia de Japón y hoy, tres cuartos de siglo después, se ha encendido la llama olímpica en el mismo país?

-Es una imagen preciosa. La llama olímpica es también un símbolo de oración de amor, oración por la paz. La bomba atómica es absolutamente contraria a esta llama y hoy se nos pide que las abolamos, que no las volvamos a utilizar. El único fuego es el de la unidad, el amor y la paz.+