Sábado 20 de abril de 2024

Aproximación a la filosofía política de Jacques Maritain

  • 2 de septiembre, 2019
  • Buenos Aires (AICA)
Hoy, lunes 2 de septiembre, a las 19, en el salón biblioteca del Club Universitario de Buenos Aires
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Hoy, lunes 2 de septiembre, a las 19, en el salón biblioteca del Club Universitario de Buenos Aires (CUBA), Viamonte 1560, el doctor Eduardo Martiré, expresidente de la Academia Nacional de la Historia, presentará el libro “Aproximación a la filosofía política de Jacques Maritain”, obra del doctor Alberto Rodríguez Varela, en la que el autor destaca la valoración de la persona y la obra de Maritain por los papas Pío XI, Pío XII y Pablo VI.



El autor dedica la obra “a la memoria de mis maestros y amigos, difusores en la Argentina del pensamiento de Jacques Maritain: Ambrosio Romero Carranza, Manuel V. Ordóñez, Manuel Río, Jorge García Venturini y padre Julio Heilbron M.I.C., en testimonio de gratitud”.



Este último, sacerdote lourdista, fue profesor de Rodríguez Varela en el colegio San Miguel, de esta capital, y escribió un folleto en defensa de Maritain. Fue rector del colegio Sagrado Corazón, en San Miguel de Tucumán.



El libro, de 151 páginas, fue publicado por la Editorial de la Universidad Católica Argentina (Educa). En su tapa trae una fotografía de Maritain en la Chacra Gallardo, en San Miguel, provincia de Buenos Aires, durante su visita a la Argentina en 1936. En esa antigua casa vivía Manuel V. Ordóñez, casado con Beatrix Gallardo; en 1954 sería uno de los fundadores de la democracia cristiana en la Argentina. Ordóñez tenía esa foto en su estudio de abogado y tres días antes de morir se la dejó a Rodríguez Varela.



“Es un libro católico”, dice éste, miembro de número de las academias nacionales de Derecho y de Ciencias Morales y Políticas, y de la Academia del Plata (más antigua que las anteriores), en una conversación en la biblioteca de su casa. “Mi preocupación fue defender la ortodoxia católica de Maritain”, apunta, y recuerda que fue acusado ante el papa Pío XI de supuesta inobservancia, herejía, etc. Y Pío XI no sólo no lo condenó sino que lo exhortó a que continuara sus estudios.



Al respecto, Rodríguez Varela destaca la alta valoración tanto por Pío XI como por Pío XII, que lo recibió con grandes honores como impulsor del tomismo cuando Maritain presentó sus cartas credenciales como embajador de la Francia liberada al concluir la Segunda Guerra Mundial. Y el filósofo asistía diariamente a la misa que oficiaba el Pontífice en su capilla privada.



A su vez, monseñor Giovanni Battista Montini, que sería luego el papa Pablo VI, había traducido el libro Tres Reformadores, en el que Maritain expone su distinción entre individuo y persona. Y en 1965 como Sumo Pontífice le entregó al filósofo francés el mensaje del Concilio Vaticano II a los hombres del pensamiento y de la ciencia, los intelectuales, ratificando con ese gesto su incuestionable ortodoxia.







Rodríguez Varela trae a colación recuerdos que le transmitió Ordóñez, que mantuvo frecuente correspondencia epistolar con Maritain. Cuando fue acusado ante la Santa Sede el filósofo le escribió a Ordóñez, pidiéndole que hablara con Don Orione, que por entonces estaba en la Argentina. Ordóñez buscó al fundador del Cottolengo, llevaba la carta en el bolsillo y estaba por empezar a tratar el tema, cuando San Luis Orione lo sacó antes de que él lo iniciara: “Pobre Maritain, qué malos momentos debe de estar pasando”. Pero en seguida lo tranquilizó: señaló que “la Iglesia no se va a equivocar” y que no iba a tener problemas.



Rodríguez Varela se centra en la filosofía política, sin entrar en otros aspectos del pensamiento de Maritain. Señala que monseñor Gustavo Eloy Ponferrada, que presidió la Sociedad Tomista Argentina, decía que se podía coincidir o no con él en temas filosóficos, en su enfoque del individuo y la persona, u otros asuntos, pero no se podía poner en duda su ortodoxia de fiel católico.



Recuerda también que monseñor Octavio N. Derisi, rector fundador de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), calificó a Maritain como “el filósofo que ha logrado articular y alimentar su inteligencia con la verdad del ser trascendente”. Derisi expresó que, con una profundidad extraordinaria, Maritain logró iluminar los principales problemas de la filosofía, de la metafísica, de la moral, de la antropología, del arte y de la cultura.



Rodríguez Varela rememora que Jacques Maritain -viudo tras la muerte de su esposa Raissa, que desde su juventud cuando estudiaban en la Sorbona acompañó sus pasos en la búsqueda de la verdad, y su conversión al catolicismo- ingresó en sus últimos años como hermano lego en la comunidad de los Pequeños Hermanos de Jesús, de Charles de Foucauld, en cuyo seno murió, el 28 de abril de 1973.



Cuando agonizaba, el superior de los Hermanos se acercó a su lecho de enfermo y le preguntó: “Decime, hermano, ¿cómo crees que es el Cielo?”, y el hermano Maritain, lúcido y desfalleciente, comenzó a decir lo que su fe y amor le dictaban. Al día siguiente, en la misa de difuntos en que lo velaban, el obispo que la celebraba, “como mejor y único elogio, hizo escuchar a los asistentes la grabación de las palabras de quien entró al Cielo continuando la oración que había iniciado en la tierra”.



Esta última cita la toma de un escrito que Ordóñez publicó en el diario La Prensa, del cual fue abogado, y en la revista Rumbo Social, de su gran amigo Romero Carranza.



El libro tiene trece capítulos: En busca de la Verdad; Henri Bergson; Hacia el tomismo; La Acción Francesa; Tres reformadores; Primacía de lo espiritual; Humanismo integral; El problema de los medios; El Derecho Natural; Racismo y antisemitismo; Filosofía de la Historia; El campesino del Garona; y Valoración de Maritain.



A los 83 años, Rodríguez Varela valora la familia –tuvo diez hijos (dos ya fallecidos) y 37 nietos- y las relaciones de amistad por encima de los títulos, las cátedras y los trabajos académicos y quiso dejar un testimonio personal y de los amigos y seguidores argentinos que tuvo Maritain.+ (Jorge Rouillon)