Jueves 28 de marzo de 2024

A diez años de la tragedia de Zanjitas, San Luis rezó por los difuntos

  • 3 de noviembre, 2021
  • San Luis (AICA)
En el día de los Fieles Difuntos, el obispo de San Luis presidió una misa en la catedral. Por la mañana, se celebró en Zanjitas una misa a diez años de la tragedia que conmocionó a la provincia.
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En el día de los Fieles Difuntos, el obispo de San Luis, monseñor Gabriel Bernardo Barba, presidió una misa en la catedral San Luis Rey, en memoria de los fallecidos.

El obispo inició su homilía citando la frase de Marta, un clamor ante su amigo: "Jesús era amigo de Marta, María y Lázaro. Y Marta dice con confianza y hasta casi con reproche: ¡Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto!”.

Y en referencia al décimo aniversario de la tragedia de Zanjitas, expresó: "Muchas veces hemos pronunciado esta frase: 'Señor, si hubieras estado aquí hace diez años, en Zanjitas. ¡Señor, si hubieras estado aquí! Cuando perdemos a un ser querido, alguien muy entrañable: ¡Señor, si hubieras estado aquí!, frente a la muerte más difícil de entender de inocentes, de niños: ¡Señor, si hubieras estado aquí! ¡Y Jesús está! Y Jesús estuvo primero'", afirmó. 

El prelado recordó que esta celebración de los fieles difuntos “nos lleva al gran misterio de la entrega en la cruz de la muerte, que es entrega, pero sobre todo de la Pascua de la Resurrección. Y desde ahí Jesús siempre está con nosotros, en el misterio del dolor, en el misterio de la muerte, pero sobre todo en el misterio de la pascua”. 

También agregó que al enfrentar los momentos más difíciles de la vida, “donde la muerte nos cubre con su sombra, no podemos estar tristes como los que no tienen esperanza, diría San Pablo, porque Jesús es nuestra esperanza, es nuestra luz que nos levanta de las tinieblas, que nos sostiene, que nos pone de pie, como María, gran ejemplo, de pie junto a la cruz de su hijo”. 

Seguidamente, sostuvo que “celebrar este día, rezar esta Eucaristía, es celebrar el misterio del dolor. Cristo da sentido a nuestra vida, entonces es en Él, en quien tenemos que creer y también terminar como terminó el evangelio de hoy, con las mismas palabras de Marta, así como Marta de alguna manera reprochaba a su amigo también al final de este Evangelio, decía: ¡Sí Señor, creo!”. 

Luego afirmó: "El camino de la fe es justamente esto, el misterio de creer, de que más allá de todo, creo. ¡Yo soy la resurrección y la vida, el que vive y cree en mí, aunque muera, vivirá!”. Y agregó “el creer no quita de lado ni el sufrimiento, ni el dolor, ni lo arduo, ni lo áspero de lo difícil y tampoco la oscuridad. Creer en la oscuridad y poner nuestra confianza en Dios”, alentó.

Posteriormente expresó que en esta misa “rezamos por todos nuestros familiares y seres queridos difuntos, por su descanso, justamente para que la vida sea en ellos el final del camino”. Y pidió a Dios que “en este alimento de la palabra, de la eucaristía, alimente nuestra fe frágil y que nos ayude a tener una fe sólida, donde terminemos como María, solamente diciendo creo, como la Virgen: ¡Fiat: hágase!”. 

A continuación, el prelado renovó la confianza en Dios, "sabiendo que Él es el camino, que Él es la verdad y que Él es la vida”. Y añadió: "Con la tranquilidad y la esperanza que brota siempre de lo más profundo de nuestro corazón, que Cristo ha resucitado, que ha vencido a la muerte y que la muerte no es más que un paso de la vida y que nuestra vida sea justamente una gran preparación para aquel momento, en definitiva, la casa del Padre”.  

Más adelante, monseñor Barba impartió la bendición final a los presentes. Concluida la celebración, los coros polifónicos Santa Cecilia, Santa Lucía y la Camerata Vocal Da Capo, con la presencia de cuatro solistas de Mendoza: Mariel Santos, Gloria López, Gabriel Sánchez y Rubén Caparotta, interpretaron el Réquiem de Mozart, en homenaje a los fallecidos por Covid. La presentación fue dirigida por Pablo Eggarter, con Cristian Canaviri en el órgano.

Diez años de la tragedia de Zanjitas
Por la mañana, monseñor Barba celebró en Zanjitas, un pequeño pueblo ubicado a 66 kilómetros de la ciudad de San Luis, una misa en memoria de las ocho víctimas de la tragedia que hace diez años conmocionó a la provincia. En su homilía, el prelado recordó que la muerte no es el final, sino el punto donde la vida se transforma.

Después de la misa, monseñor Barba rezó un responso por las almas de las niñas y las maestras que fallecieron en el accidente ocurrido cuando un tren de cargas arrolló el micro escolar que trasladaba a más de 40 alumnas del colegio Santa María.+