El arzobispo Gabriele Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, manifestó su preocupación sobre ese tema ante el Consejo de Seguridad, en Nueva York.
La decisión del papa Francisco se produjo tras la investigación preliminar realizada por un sacerdote jesuita sobre las acusaciones de agresión sexual realizadas por una mujer contra el purpurado.