Un auto atropelló a una multitud, mató a cinco personas e hirió a más de 60. La catedral de esa ciudad alemana permanecerá abierta todo el día, como lugar de oración y atención pastoral.
A 30 años del ataque terrorista, el arzobispo -entonces párroco del templo frente a la sede diplomática- suplicó por los muertos, entre ellos un sacerdote, y agradeció a Dios por los que sobrevivieron