El Instituto para las Obras de Religión (IOR), tras una serie de reformas, es cada año más solvente. Lo que contrasta con el déficit de la Santa Sede.
El Instituto para las Obras de Religión destaca en el informe que siguió garantizando servicios financieros de calidad pese a que 2020 fue una "año difícil" para la economía mundial por la pandemia.