En este 25 de mayo nuevamente, estamos aquí reunidos, para dar gracias a Dios por el don de la Patria, y podemos decir con el poeta Francisco Luis Bernárdez en su poesía La Patria “(…) Gracias Señor por esta tierra de bendición/y porque somos hijos suyos”.
¡Te celebramos Señor!
Por la vida, por nuestra Patria, por nuestra historia y también por este presente que nos interpela a profundizar esta historia común en nuestra tierra Argentina.
Volvemos con memoria agradecida a lo que ocurrió aquél 25 de mayo de 1810 cuando en la incertidumbre y conciencia de los riesgos que implicaba, se fue gestando la Patria en una construcción que tuvo ese inicio, pero, que nunca acaba. Será un proceso indetenible. La semilla de la Patria ha sido sembrada. En los días siguientes los chasquis partieron por los caminos de huella llevando la noticia y así llegó a San Luis de la Punta. En la humildad del caserío que la Plaza Mayor reunía en su entorno, el Cabildo Puntano reconoció a la Junta formada en Bs. As. y de ese modo San Luis fue una de las primeras ciudades en adherir al nuevo gobierno que se había formado.
En el primer alcalde Marcelino Poblet elegido como representante de San Luis para integrar la Junta Grande, recordamos con gratitud al pueblo puntano que desde su sencillez y pobreza sostuvo con la frente alta y entrega la decisión tomada. Camino que fue avanzando entre luces y sombras, con un crecimiento lento, duro y doloroso hasta ver la luz plena en 1816.
“Se levanta en la faz de la tierra/una nueva y gloriosa Nación”, decía la canción Patria que, a poco tiempo de aquel glorioso 25 de mayo de 1810, fue cantada en los salones y luego también por los gauchos acompañados con guitarra en los fogones. Fue difícil ese tiempo primero, en medio de sangrientas luchas, de aciertos y desaciertos, de encuentros y desencuentros y la Patria supo que tenía que crecer primero en el corazón de ese pueblo al que ya amaba, para enraizar en forma de?nitiva en su alma y darle singularidad y rostro propio.
Hoy, la Iglesia Catedral nos cobija como madre que abraza y ampara a sus hijos.
El Altar donde se celebra el Santo Sacri?co de la Misa, es la misma mesa del Señor que nos espera para alimentarnos y ser enviados.
Enviados por Jesús para anunciar la Buena Nueva…; ese envío sigue tan vigente como siempre. Pero especialmente al conmemorar hoy esta fecha Patria, le pedimos a Dios nos fortalezca en el compromiso de construir su Reino, desde cada lugar en el que estamos, pero especialmente, desde todas las estructuras que deben velar por el bien común, hagamos visible en obras que generen esperanza, futuro y respeten la dignidad de cada uno de los hijos de esta Nación, salvaguardando la igualdad ante la ley e igualdades de oportunidades.
El contexto histórico que enmarcó la gesta de mayo era verdaderamente adverso y la realidad internacional también. Sin embargo, la grandeza de nuestros próceres pudo convertir esa adversidad en una oportunidad, y la claridad de sus ideales forjaron un rumbo y un destino distinto, siempre duro y difícil, pero a partir de ese momento: esperanzador.
Hoy nos toca también, un tiempo duro y difícil, donde debemos sostener esos valores y compromisos. En un mundo verdaderamente en crisis, con una guerra que empeora aún más y complejiza nuestras débiles economías. Con una realidad muy compleja, donde urge revertir todo eso, para que nuestra Argentina sea siempre una Patria que vela, cuida y protege a cada uno de sus hijos e hijas. Porque cada habitante de nuestro suelo es indispensable y necesario.
Quiero destacar dos ideas de la Palabra de la Sagrada Escritura que acabamos de escuchar: “Allí donde esté tu tesoro estará tu corazón…”
Imagino esta máxima en los corazones de tantos patriotas que renunciaron a sus intereses personales por pensar en los intereses comunes en este caso, de la Patria naciente, que deben permanecer ?rmes y vivos para el momento actual.
La Patria sigue ?rme por los ciudadanos que se comprometen y la siguen haciendo posible con su esfuerzo de cada día. Debemos continuar con ese fervor que dio inicio a lo que es hoy, nuestra Argentina. Necesitamos cada día más hombres y mujeres con corazones patriotas de verdad, que se mani?este en sus acciones y no tan solo en sus declamaciones.
En segundo lugar, escuchamos atentamente: “Busca el Reino y su justicia y lo demás, se les dará por añadidura”. También me imagino con cierta facilidad que este espíritu animó a quienes hicieron posible la gesta de Mayo. Un objetivo que superaba sus fortalezas y expectativas, pero que, a su vez no los paralizó, sino que, con?ados en la Providencia, se lanzaron a la conquista de la justicia y de la libertad. Del bien común. De la Política con MAYÚSCULAS. De la política que mira por el bien de todos.
Por eso estamos aquí, dando gracias a Dios y encomendando una vez más a su Divina Providencia, nuestra Patria y a cada uno de nosotros y los habitantes de nuestra Argentina, para que mantengamos ?rme ese espíritu de servicio, cuidado y construcción del bien común.
Dios bendiga a nuestra Nación. Dios bendiga nuestra Patria.
Dios bendiga nuestra bendita Provincia de San Luis.
Mons. Gabriel Bernardo Barba, obispo de San Luis