Domingo 24 de noviembre de 2024

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"Tengan ánimo y levanten la cabeza... Oren incesantemente" (Lc. 21, 28.36)

Carta pastoral de Adviento de monseñor Carlos José Tissera, obispo de Quilmes (Primer domingo de Adviento, 28 de noviembre de 2021)

Las flores violetas del jacarandá se visten de Adviento. Anuncian el verano y también la cercanía de la Navidad. Luego del invierno, tras un largo tiempo de mucha zozobra e incertidumbre causado por la pandemia, vacunación mediante, como pueblo de Dios nos sumergimos en el tiempo de Adviento. La palabra de Dios del primer domingo nos invita a la vigilancia, y al diálogo amoroso con Dios que nunca abandona.

El Papa Francisco nos dice al comenzar este Adviento: “Jesús nos muestra el camino con una fuerte llamada: ´Estén atentos para que sus corazones no se agobien [...] Estén atentos orando en todo momento´ (Lc. 21, 34.36). De las palabras de Cristo observamos que la vigilancia está ligada a la atención: estén atentos, vigilen, no se distraigan, es decir, ¡estén despiertos! La vigilancia significa esto: no permitas que tu corazón se vuelva perezoso y que tu vida espiritual se ablande en la mediocridad. El secreto para ser vigilantes es la oración. Porque Jesús dice: ´Estén atentos orando en todo momento´ (Lc 21,36). Es la oración la que mantiene encendida la lámpara del corazón. Especialmente cuando sentimos que nuestro entusiasmo se enfría, la oración lo reaviva, porque nos devuelve a Dios, al centro de las cosas. La oración despierta el alma del sueño y la centra en lo que importa, en el propósito de la existencia”.

No nos relajemos. Ni en los cuidados sanitarios, ni en el ardiente deseo de entregarnos a Dios en el servicio a los hermanos. “Jesús enseñó de una vez por todas que el amor por Dios y el amor al prójimo son inseparables, y más aún, se apoyan mutuamente. Incluso si se colocan en secuencia, son las dos caras de una sola moneda: vividas juntas, ¡son la verdadera fuerza del creyente!" (Francisco. 4/11/18)

Les escribo, queridas hermanas y hermanos, mientras estamos concluyendo la PRIMERA ASAMBLEA ECLESIAL DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE, animados por el lema: “Todos somos discípulos misioneros en salida”. Un acontecimiento significativo para la Iglesia de este Continente de la esperanza. La Iglesia, animada por el Espíritu Santo, necesita de constante reforma. Necesitamos dejarnos “zarandear” por el Espíritu

El Papa Francisco, en su carta a la Asamblea Eclesial, nos invita a considerar dos palabras: “escucha” y “desborde”. ESCUCHA de la voz de Dios, hasta escuchar con Él el clamor del pueblo, y escuchar al pueblo hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama. “DESBORDE” del amor creativo de su Espíritu, que nos impulsa a salir sin miedo al encuentro de los demás, y que anima a la Iglesia para que, por un proceso de conversión pastoral, sea cada vez más evangelizadora y misionera.

Estemos atentos y no nos durmamos. Nuestro camino sinodal en Quilmes continúa su marcha. Todo lo caminado hasta ahora nos hizo ver que aún no nos hemos escuchado; que muchas personas quedaron a orillas del camino. Habrá muchas y variadas causas. Despertemos para ver qué nos ha pasado y miremos hacia adelante. Nos ayuda el caminar de las iglesias hermanas de la Argentina, de América toda y todas las Iglesias caminando hacia el Sínodo universal sobre la sinodalidad a celebrarse en 2023. Tres palabras claves para este nuevo Sínodo: Comunión, participación y misión. No son conceptos nuevos. Pero necesitan ser renovados por la fuerza del Espíritu. Todo el pueblo de Dios está convocado.

Hermanas y hermanos:

Les quiero anunciar que, luego de haber evaluado el camino transitado en nuestra Diócesis, con las consultas oportunas, he creado el Consejo Diocesano para el Camino Sinodal. En estos días conocerán su Estatuto y quiénes lo integran. Un organismo, de carácter consultivo, que nos ayudará a transitar el camino que todos haremos como pueblo de Dios que peregrina en Berazategui, Florencio Varela y Quilmes. En estos meses venideros, agentes pastorales de toda índole: sacerdotes, diáconos, consagradas y consagrados, laicas y laicos podremos participar de distintas instancias para proyectar este camino que haga más plena la comunión y reavive el ardor en la misión.

A la luz de lo escuchado y constatado en estos años, también entran en revisión algunas estructuras pastorales para que estén más acordes al caminar de todos. Pronto también daré a conocer de qué modo se conformará la estructura pastoral, hasta ahora conformada por las Vicarías conocidas. No se trata de cambiar por cambiar. Es modificar para agilizar el servicio pastoral a todo el pueblo de Dios.

Se acerca el fin del año 2021. Las sombras de la muerte cubrieron gran parte de sus días. El dolor causado en las familias, las graves consecuencias de la pandemia en lo económico, social y político, nos llevan a pedir a Dios fortaleza y serenidad. Es bueno también que demos gracias a Dios por la respuesta generosa y sostenida de tantas y tantos que le han puesto el hombro a esta desafiante realidad. Gracias a cada persona por su sensibilidad y comprensión del sufrimiento de quienes necesitan socorro y asistencia. Sus ejemplos nos ayudan a mirar con confianza el futuro.

Sabemos que seguirán los tiempos difíciles, un camino cuesta arriba, pero que no se apagará la esperanza. Los cristianos somos personas de fe; confiamos en Dios y sabemos que Él camina en medio nuestro. Sepamos discernir dónde está, para dejarnos encontrar por Él y servirlo de corazón. Nuestra misión es anunciarlo con alegría cada día.

Preparándonos a la Navidad, de la mano de María y José, digamos confiados desde lo hondo del corazón: ¡VEN, SEÑOR JESÚS!

Mons. Carlos José Tissera, obispo de Quilmes
Quilmes, 28 de noviembre de 2021
Primer domingo de Adviento.