Lunes 25 de noviembre de 2024

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IV Jornada Mundial de los Pobres

Reflexión de monseñor Luis Urbanc, obispo de Catamarca, para la IV Jornada Mundial de los Pobres (15 de noviembre de 2020)

Queridos hermanos catamarqueños:

Celebramos hoy la IV Jornada Mundial de los Pobres, quienes ocupan un lugar preferencial en la predicación de Jesucristo, ya que Él optó por una vida pobre entre los pobres, precisamente para darnos el ejemplo de que sólo por esta vía, o sea, en la cercanía y cuidado del pobre, tendremos acceso al Reino de los Cielos.

El Papa Francisco en su mensaje nos propuso como lema la enseñanza del libro del Eclesiástico: “Tiende tu mano al pobre” (Eclo 7,32). Y diciéndonos que “La antigua sabiduría ha formulado estas palabras como un código sagrado a seguir en la vida. Hoy resuenan con todo su significado para ayudarnos también a nosotros a poner nuestra mirada en lo esencial y a superar las barreras de la indiferencia. La pobreza siempre asume rostros diferentes, que requieren una atención especial en cada situación particular; en cada una de ellas podemos encontrar a Jesús, el Señor, que nos reveló estar presente en sus hermanos más débiles (cf. Mt 25,40)”.

También afirma que: “La oración a Dios y la solidaridad con los pobres y los que sufren son inseparables. Para celebrar un culto que sea agradable a Dios, es necesario reconocer que toda persona, incluso la más indigente y despreciada, lleva impresa en sí la imagen de Dios. De tal atención deriva el don de la bendición divina, atraída por la generosidad que se practica hacia el pobre. Por lo tanto, el tiempo que se dedica a la oración nunca puede convertirse en una coartada para descuidar al prójimo necesitado; sino todo lo contrario: la bendición del Señor desciende sobre nosotros y la oración logra su propósito cuando va acompañada del servicio a los pobres”.

Por tanto, los invito a que hoy recemos y nos acerquemos a rezar junto al hermano más necesitado. Compartamos nuestro tiempo con él, acudamos a sus necesidades, cualesquiera sean, y sepamos que se lo hacemos al mismo Jesús, ya que él aseveró: ‘Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de estos mis hermanos, a mí me lo hicieron’ (Mt 25,40).

Mons. Luis Urbanc, obispo de Catamarca