Viernes 17 de mayo de 2024

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A los fieles católicos de la diócesis de San Rafael

Carta de monseñor Eduardo María Taussig, obispo de San Rafael, a los fieles católicos de la Diócesis (30 de octubre de 2020)

Queridos fieles católicos de la Diócesis:

Ante la confusión generada por la convocatoria anónima a las caravanas de protesta para el próximo fin de semana, les quiero hacer llegar estas breves palabras.

El cierre del Seminario causa un sufrimiento inmenso a todos: a los seminaristas en primer lugar, que son los más afectados; a sus familias y comunidades; a los sacerdotes y, no menos también, al Obispo.

Se ha tomado esta dolorosa decisión siguiendo las precisas directivas de la Santa Sede. Como decía San Agustín, cuando Roma habla se termina la discusión. Como hijos de la Iglesia, todos debemos obedecer a las autoridades competentes. El mismo Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer. Llegó hasta la muerte y muerte de cruz. Pero Dios lo resucitó al tercer día y así nos redimió con su sangre. El ejemplo de Jesús nos ilumina a todos y nos invita a seguir sus pasos.

Los gestos de rebeldía y contestación, como el lamentable episodio ocurrido en las puertas del Obispado el domingo pasado, dañan ante todo al mismo Seminario. Los laicos que pegaron carteles injuriosos, que llevaron a sus niños y les permitieron golpear las ventanas y puertas, que lastiman la unidad de la Iglesia y escandalizan a sus miembros (y a los que no lo son y miran sorprendidos desde afuera), son vistos como “frutos del Seminario”. Porque reflejan, al menos indirectamente, la formación recibida de parte de quienes también han egresado del Seminario. Las caravanas convocadas igualmente serán juzgadas así.

Es cierto que hay muchos otros hermosos frutos del Seminario. ¡Tantos testimonios conmovedores han salido a luz recientemente! ¡Tantos buenos sacerdotes que alimentan la fe y la vida cristiana de nuestras familias! Pero, lamentablemente, los buenos resultados quedan opacados por los amargos frutos de la rebeldía y la desobediencia.

Tengo que decirles también que no se dejen manipular. Algunos de los líderes “anónimos” locales, algunos de los que se entrometen sin ser de la Diócesis, y algunas de las agencias informativas que intervienen en nuestra realidad tienen posturas muy críticas y cizañeras contra el Papa Francisco, contra los santos Papas anteriores y aun contra el Concilio Vaticano II. Y algunos de nuestros medios locales, o de sanrafaelinos que operan en las redes, se dejan llevar por sus noticias falsas, muchas veces arteramente calumniosas. ¡Tengan cuidado! No se dejen instrumentalizar y sepan reconocer las voces de sus legítimos pastores.

Pido a todos que no concurran a estas convocatorias anónimas. Agravan la situación y pueden perjudicar más a los mismos seminaristas, que todos queremos cuidar. Y, más allá de las buenas intenciones de algunos, serán interpretadas como gestos de rebeldía y contestación no solo contra la autoridad del Obispo diocesano, sino también contra las superiores autoridades de la Iglesia.

A cuantos me han hecho llegar sus adhesiones y saludos, les agradezco su cercanía. También les pido que no se hagan manifestaciones públicas, ni en las calles ni en las redes.

Recemos todos, cuidemos la unidad de la Iglesia diocesana, aceptemos con humildad la Cruz y confiemos en la Divina Providencia, que logrará sacar bienes mayores de esta crisis, nos purificará y nos ayudará a ser más fieles a Dios.

¡Que la Virgen Santísima, con su silencio y su fe, nos ayude a reconocer la voz de Jesús en este momento! Que San José nos cuide y nos dé su fortaleza. ¡Y que San Rafael nos acompañe en el camino!

Con mi mejor bendición para cada uno y para todas las familias y comunidades.

Mons. Eduardo María Taussig, obispo de San Rafael