Jueves 18 de abril de 2024

Documentos


Junto a María nos sabemos hermanos

Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, para el 14° domingo durante el año (5 de julio de 2020)

El próximo 9 de julio celebraremos la Misa y cantaremos el «Te Deum» a las 17 h. en nuestra Catedral agradeciendo y pidiendo a Dios por nuestra Patria. Junto con la celebración por la Independencia Nacional, también haremos memoria de Nuestra Señora de Itatí, patrona de la diócesis de Posadas y de todo el Nordeste argentino. Esta advocación de Itatí con la que honramos a la madre de Jesús es una devoción antigua y querida en el Pueblo de Dios en la región del NEA.

Desde ya rezaremos por este tiempo difícil que nos toca vivir de pandemia y cuarentena, para que pronto termine todo esto y podamos volver a la normalidad. Pediremos que podamos volver mejores y más solidarios. La experiencia vivida nos hace ser más conscientes de nuestra fragilidad y nos demuestra que siempre nos necesitamos los unos a los otros. Le pediremos a María de Itatí que podamos reconocernos realmente como hermanos. En la mirada tierna de María, aprendemos a mirarnos como hermanos, y a mirar especialmente a los que más necesitan, haciéndonos responsables y comprometiéndonos en la esperanza.

Queremos tener especialmente presente en la memoria al sacerdote franciscano Fray Luis Bolaños quien recorriendo el río Paraná llevó la imagen de la Virgen al lugar. Él fue quien construyó en 1589 el primer oratorio a la Virgen de Itatí, y el 7 de diciembre de 1615 fundó el pueblo de Itatí bajo el nombre de «Reducción de la Pura y Limpia Concepción». Los restos del padre Bolaños descansan en la Basílica de San Francisco en Buenos Aires.

María siempre acompañó a la Iglesia. Desde su mismo nacimiento en la mañana de Pentecostés ella estuvo junto a los apóstoles: «Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús» (cfr. Hech 1,14). Desde los primeros siglos, los cristianos veneran a Santa María bajo diversas advocaciones ligadas a temas teológicos como el título tan antiguo de «María, madre de Dios», o en referencia a lugares donde la Iglesia evangelizaba. En América Latina, desde que la fe cristiana llegó a nuestras tierras, María, nuestra Madre, estuvo presente.

A María de Itatí que siempre nos acompaña, le pediremos en nuestra fiesta Patria que interceda ante nuestro Padre Dios por todos los argentinos. Queremos pedir por la Patria, y en nuestra memoria histórica recordar a aquellos que con valor en el «Congreso de Tucumán» decidieron nuestra Independencia y a tantos hombres y mujeres que, desde el compromiso ciudadano, con honestidad y entrega abrieron caminos de esperanza.
También queremos pedir por nuestro tiempo, que tiene luces y sombras. Tenemos la certeza de que sólo desde la «cultura del encuentro», desde el diálogo y la magnanimidad, sin el egoísmo que pone lo propio por encima de lo común, sólo así, podremos pensar un mañana vivible.

En esta oración por la Patria, volvemos a decir que «queremos ser Nación» con la conciencia de que sólo saldremos de las sombras de la pobreza estructurada cuando tomemos la firme decisión de superar la corrupción que lamentablemente tiende a estructurarse, y podamos sanear nuestras instituciones.

En el día de la Independencia queremos reafirmar nuestra identidad cultural frente al desafío que presenta el fenómeno de la globalización, favorecido por el rapidísimo avance de la tecnología en las comunicaciones. Nuestro tiempo requiere impregnar esta globalización con valores auténticos, evangelizándola y humanizándola, transformándola en «globalización de la solidaridad». Es necesario también revalorizar las culturas locales desde la sabiduría de nuestro pueblo, evitando una mera mimetización materialista.

A nuestra madre de Itatí, le encomendamos nuestra Patria para que ella interceda por nosotros y así, con la bendición de Dios todos podamos esforzarnos por construir una Nación donde reinen la justicia y la paz.

Les envío un saludo cercano y ¡hasta el próximo Domingo!

Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas