Lunes 1 de septiembre de 2025

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Fiesta de San Ramón Nonato

Homilía de monseñor Frau Luis Antonio Scozzina OFM, obispo de Orán, en la fiesta de San Ramón Nonato (31 de agosto de 2025)

Queridos hermanos y hermanas: Paz y Bien.

La Fiesta de San Ramón Nonato es un motivo para agradecer la presencia de Dios en la vida de nuestro pueblo, especialmente porque nuestro patrono nos recuerda que la vida es un don de Dios que debemos cuidar y hacer crecer con dignidad. Es una oportunidad para hacer memoria agradecida de los inicios de la ciudad de Orán y de la vida de sus primeros habitantes.

Este es un año Santo, es por tanto una ocasión para experimentar al Dios de la vida que nos ofrece el perdón y la misericordia. De esto nos habla el evangelio de Lucas en el Capítulo 4; en el que Jesús ha leído, en Nazareth, el texto de Isaías, donde el profeta anuncia un tiempo de gracia, en el que aquellos que poco o nada tienen para dar, son objeto de la compasión infinita de Dios. El tiempo de gracia exige, de nuestra parte, comportamientos que traten de reproducir, en nuestra pobreza, los gestos de ternura y misericordia de Dios.

En el presente año jubilar la convocación es entorno a la esperanza, iluminada por medio de la bula:"Spes non confundit", la esperanza no defrauda; "porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado" (Rom 5,5). Al convocar este año Santo, el Papa Francisco hizo un llamado no sólo a la Iglesia, sino a toda la familia humana a renovar nuestra esperanza que se ha visto amenazada por los conflictos bélicos, la violencia, la migración forzada de los más pobres y desprotegidos, y la crisis económica y ambiental.

Estos tiempos, trastocados por la dinámica histórica del desarrollo tecnológico y de una economía global que afecta la plena realización humana y el logro del bien común; generan desigualdades y nuevas situaciones de explotación y de esclavitudes. Por otra parte, los mecanismos de toma de decisión y de implementación de la gestión genera nuevas formas de exclusión y marginalidad.

Nuestra democracia, en crisis de representatividad y en formas de negación de una auténtica participación ciudadana imposibilitan la integración de todos. Los excluidos de nuestras periferias urbanas y de las comunidades originarias son un llamado para que los dirigentes sociales y políticos y a toda la ciudadanía crezca en la inclusión ciudadana y en la participación, que se inicia con el reconocimiento de los derechos fundamentales de una vida digna para todos.

En el Año Jubilar, la profecía social es construida en la escucha mutua, en la cultura del encuentro y en las nuevas formas relacionales, actúa como un faro capaz de sanar los tejidos socio- ambientales y eclesiales rotos. Esta esperanza profética es una llamada a la acción transformadora en nuestras comunidades y en la relación con la creación; proclamando y haciendo vivas la misericordia y la compasión, eje central de las relaciones reconciliadas en el Evangelio. La Iglesia profética, es decir, todo el Pueblo fiel, provoca una fuerza que sana las heridas de las personas y de los pueblos, restaura el equilibrio con la naturaleza y construye una sociedad basada en la equidad social y eclesial y en vínculos de reciprocidad.

Retomo algunas exhortaciones del Papa Francisco en la carta encíclica Laudato sí’ 144, allí nos recuerda: que "pretender resolver todas las dificultades a través de normativas uniformes o de intervenciones técnicas lleva a desatender la complejidad de las problemáticas locales, que requieren la intervención activa de los habitantes.... Hace falta incorporar la perspectiva de los derechos de los pueblos y las culturas, y así entender que el desarrollo de un grupo social supone un proceso histórico dentro de un contexto cultural y requiere del continuado protagonismo de los actores sociales locales desde su propia cultura." (LS 144)

En estos tiempos que se ha puesto en cuestión la existencia y el rol del estado, en Evangelii gaudium se nos recuerda un principio fundamental sobre la función del Estado, a él; "compete el cuidado y la promoción del bien común de la sociedad. Sobre la base de los principios de subsidiariedad y solidaridad, y con un gran esfuerzo de diálogo político y creación de consensos, desempeña un papel fundamental, que no puede ser delegado, en la búsqueda del desarrollo integral de todos. Este papel, en las circunstancias actuales, exige una profunda humildad social. (EG 240).

Por ello, celebro el gesto del gobierno municipal y provincial por la convocatoria al encuentro sobre el Corredor Bioceánico del Capricornio realizado días atrás. Allí tuvimos la oportunidad de infórmanos y de ser partícipe de un emprendimiento que puede afectar a todos. Nos ilumina el Papa en Fratelli tutti 220, que: "ningún cambio auténtico, profundo y estable es posible si no se realiza a partir de las diversas culturas, principalmente de los pobres. Un pacto cultural supone renunciar a entender la identidad de un lugar de manera monolítica, y exige respetar la diversidad ofreciéndole caminos de promoción y de integración social".

El Papa León XIV, en un reciente Discurso a representantes políticos nos exhorta que la salvación obtenida por Jesús abarca todas las dimensiones de la vida humana: la cultura, la economía y el trabajo, la familia y el matrimonio, el respeto a la dignidad humana y a la vida, la salud, así como la comunicación, la educación y la política. Indicó el Santo Padre: “El cristianismo no puede reducirse a la simple piedad privada, porque significa un estilo de vida en sociedad marcado por el amor a Dios y al prójimo que, en Cristo, ya no es un enemigo sino un hermano" (Cf. Discurso a representantes políticos, 2025)

Hoy, renovamos la esperanza de una Iglesia que quiere ser misericordiosa y samaritana acogiendo la realidad de nuestros jóvenes que viven en situación de extrema vulnerabilidad. Agradecemos al Dios de la vida la resignificación del Hogar del Padre Diego con el proyecto de acogida de los Hogares de Cristo que recibe a la "vida como viene".

El respeto y cuidado de toda vida, especialmente de la más frágil y débil es un signo de esperanza para nuestra Diócesis de Orán y para esta ciudad. Estar bajo el patrocinio de San Ramón, "el que cuida la vida", nos motiva a cuidar de los que se consideran descartables.

Confiados en la protección de San Ramón, renovamos nuestro propósito de caminar juntos en la escucha, la acogida y el servicio de los más frágiles. Que la Virgen del Carmen, nuestra Madre nos cuide y bendiga a todos. Amen.

Mons. Fray Luis Antonio Scozzina OFM, obispo de Orán