Queridas comunidades parroquiales.
Queridas hermanas, queridos hermanos.

Les escribimos en tiempos de muchos desafíos y muy difíciles para algunas familias. Sin embargo, nos animamos a hacerlo sabiendo del cariño, la comprensión y el amor que les tienen a sus sacerdotes.

Les pedimos humildemente, pero con la responsabilidad de nuestro ministerio episcopal, a que los ayuden, como dice el Apóstol Pablo, a "llevar las cargas" (Gal. 6,2), que supone hoy llevar adelante la vida de cada comunidad. Ellos los acompañan en todo lo que se refiere a la evangelización, y muy especialmente a ustedes en sus vidas, les pedimos que ustedes los acompañen a ellos.

Nosotros, obispos de esta Iglesia, les pedimos humildemente que sigan ayudándolos de manera corresponsable a llevar adelante la economía parroquial.

Además de todo lo que se necesita para que los edificios de las parroquias se sostengan e incluso crezcan, cada comunidad es responsable del sostenimiento económico de sus sacerdotes. Esto significa que ellos, deben recibir de ustedes lo necesario para llevar una vida austera pero digna, en lo que respecta a casa y comida, los gastos de movilidad y los gastos para la salud.

Tenemos una propia mutual del clero llamada San Pedro, que cubre de alguna manera nuestros gastos de salud y una cobertura para una jubilación futura, a partir de los sesenta y ocho años, a la que llamamos FIDES. Además, en muchas ocasiones los sacerdotes no alcanzan a pagar la cuota mensual de la mutual y en otras ocasiones tampoco cuando los gastos de ciertas intervenciones quirúrgicas o en internaciones prolongadas son muy elevados, u otras emergencias que necesitan de mayor asistencia económica.

Les recordamos, que ni los obispos, ni los sacerdotes, recibimos ningún tipo de aporte de los estados, municipales, provincial o nacional.

Les proponemos seguir ayudando a quienes nos ayudan, "cuidando a quienes nos cuidan", es decir a nuestros sacerdotes. Es una cuestión de caridad y de justicia. Renovemos el compromiso de concientizar que nuestros pastores también, como cualquier otra persona, necesitan cuidado y apoyo en su salud física y emocional.

Les agradecemos todo lo que ya hacen por ellos que no es sólo económico. Sabemos del amor que les tienen y cómo los acompañan en todo, y sabemos cuánto los sostienen con la oración. Pero en esta ocasión, les pedimos que estén atentos a esta dimensión económica de la vida que también es muy necesaria.

¡Gracias de corazón por cuidar la vida de los sacerdotes!

Les mandamos un fraterno abrazo y nuestra bendición.

Mons. Jorge Eduardo Scheinig, arzobispo de Mercedes-Luján
Mons. Mauricio Landra, obispo auxiliar