Jueves 17 de octubre de 2024

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"Les daré pastores según mi corazón" (Jer. 3, 15)

Homilía de monseñor Carlos José Tissera, obispo de Quilmes, durante la misa de ordenaciones sacerdotales (Iglesia catedral, 5 de julio de 2024)

Hermanas y hermanos,
Queridos Joaquín, Roberto y Sergio,
Sus familiares y amigos:

Quienes serán ordenados presbíteros, nos han invitado con el lema tomado del libro del profeta Jeremías, “Les daré pastores según mi corazón” (3, 15)

Recién hemos escuchado: “Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones” (Jer. 1, 5) Esta profecía se cumple en Jesucristo. El Resucitado envía a sus discípulos a predicar el Evangelio en todo tiempo y en todas partes. Todos estamos llamados a esta salida misionera. “La alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una alegría misionera” (EG 21) Esa alegría que hoy embarga los corazones de Sergio, Joaquín y Roberto, es la alegría que todos debemos experimentar como discípulos misioneros de Jesús. El Papa Francisco nos dice: “Fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie. Así se lo anuncia el ángel a los pastores de Belén: «No teman, porque les traigo una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo» (Lc 2,10). El Apocalipsis se refiere a «una Buena Noticia, la eterna, la que él debía anunciar a los habitantes de la tierra, a toda nación, familia, lengua y pueblo» (Ap 14,6) (EG 23) Que nada ni nadie apague en nuestros corazones la alegría del Evangelio.

“Les daré pastores según mi corazón”
¿Cómo es el corazón de Jesús? El Evangelio de hoy nos lo revela: “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas” (Jn. 10, 11) Como contraste nos presenta la figura del asalariado, al que no pertenecen las ovejas, es el que no se preocupa de las ovejas, y por eso las abandona y huye en el momento del peligro. Jesús aparece como el “único pastor buen pastor”, el verdadero pastor. Es necesario fijarse en Él, y su figura emerge con mayor claridad si tenemos en cuenta, por contraste, que existe también la figura opuesta, la del “asalariado”, que se dedica a las ovejas, pero animado únicamente por sus intereses y no por el bien de las ovejas.

Nos dice también: “Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí, como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas” (Jn. 10, 14-15) Son palabras que nos hunden en la profundidad del amor de Dios. Nos cuesta entender la fuerza de esta revelación. Muchas veces Jesús dice que Él y el Padre son una sola cosa. A esa misma comunión de amor son introducidos los discípulos. A toda la humanidad Jesús se manifiesta como Pastor. Un solo rebaño, no un solo corral, en la diversidad de los pueblos y de las culturas, todos invitados a oír la voz del único Pastor y seguir su camino.

Mirar al buen Pastor nos ayuda a revisar y mejorar nuestras actitudes como discípulos misioneros. Tener las puertas abiertas de nuestro corazón y de los lugares de culto, sin dejar de ser realistas por todo lo relacionado con la inseguridad de nuestras ciudades y barrios, para que cada persona “se sienta en casa”, recibidos en una Iglesia que es Madre y que con su ternura abraza y contiene a tantas y tantos necesitados de la Palabra, de los sacramentos y de la ayuda misericordiosa. “Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera. Esto vale sobre todo cuando se trata de ese sacramento que es «la puerta», el Bautismo. La Eucaristía, si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles. Estas convicciones también tienen consecuencias pastorales que estamos llamados a considerar con prudencia y audacia. A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas” (EG 47).

Hermanas y hermanos, después de madura reflexión, estos hermanos nuestros van a ser ordenados sacerdotes en el grado de presbíteros. Harán las veces de Cristo Maestro, Sacerdote y Pastor, para que la Iglesia se edifique y crezca como pueblo de Dios y templo del Espíritu Santo. A ejemplo del Santo Cura Brochero, sean “pastores con olor a oveja”, o sea, cercanos con su vida y ministerio a la vida concreta de los fieles. Que la fragancia espiritual de sus vidas sea motivo de alegría para todos los cristianos. Por sus manos, Cristo mismo se sacrificará incruentamente sobre el altar, en la celebración de la Eucaristía. Tengan conciencia de lo que hacen e imiten lo que conmemoran. Como decía Brochero, “en la última Cena el corazón de Jesús explotó de amor”. Ese mismo amor los inunde en la celebración de los demás sacramentos como el Bautismo, la Unción de los enfermos, la Penitencia, bendiciones, celebraciones y tantos servicios a todos, especialmente a los pobres y más frágiles del pueblo de Dios.

Estamos en la Novena preparatoria a la conmemoración del 23° aniversario de la pascua del Padre Obispo Jorge Novak. Su tumba en esta Catedral es visitada constantemente por mujeres y hombres venidos de todas partes. Tenemos la dicha de que muchas personas lo recuerdan y nos dan testimonio de su pastoreo. No hay dudas que es un ejemplo de pastor para todas las generaciones. Conocer de su vida y enseñanzas nos ayudan a ser buenos cristianos. Roberto, Joaquín y Sergio: que Jorge Novak los ayude a ser fieles al Espíritu Santo.

Sergio, en tu invitación citás el Salmo 63: “Señor mi Dios, mi alma tiene sed de Ti”. Cada domingo en la oración de la mañana lo rezamos, para acrecentar nuestra unión con el Señor. ¡Él sea tu fortaleza!

Joaquín, vos elegiste la cita del evangelio de San Juan: “Conságralos con la verdad: tu Palabra es la verdad” (Jn. 17, 17) Dios te consagra para que obres de acuerdo al Evangelio de Jesús. Que Él te regale la humildad que es “andar en la verdad” (Santa Teresa de Jesús) Y, por supuesto, con vos hoy damos gracias a Dios por el regalo de la vida. ¡Feliz cumpleaños!

Roberto, has citado el versículo del evangelio según san Juan: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn. 6, 68) En medio de la inseguridad y la fragilidad humana, sólo Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida. Que sólo a Él quieras servir.

Esta alegría de ustedes, es también el gozo de Nicolás, papá de Sergio y de tus hermanos y familia; es la gran alegría de Antonia, mamá de Joaquín y toda la familia; también de Irene, mamá de Roberto, de tu sobrino presente y toda la familia. Toda la Iglesia de Quilmes se alegra con ustedes.

Agradezco la presencia de mis hermanos, los Padres obispos: Luis Stöckler, Maxi Margni, Juan Carlos Romanín, y de mi hermano el Padre Obispo Eduardo Gonzalo Redondo. También a ustedes, queridos sacerdotes. Damos la bienvenida al P. Juan Bendinelli, que ha venido de Verona. También a todos los diáconos presentes. A las religiosas y religiosos, como así también a nuestros queridos seminaristas. Gracias a todas las comunidades parroquiales que han llegado en representación de tantas y tantos hermanos que no pueden estar presentes. Gracias a todos los que siguen esta celebración de modo virtual por nuestras redes. ¡Gracias!

Que la Inmaculada, Madre nuestra, nos haga gustar esta preciosa celebración y nos abrace tiernamente junto a Jesús.

Mons. Carlos José Tissera, obispo de Quilmes