Querida comunidad diocesana:
Hace pocas semanas, el día de Pentecostés, les propuse una orientación pastoral global para orientar nuestro camino como Iglesia diocesana durante el próximo trienio: revitalizar y fortalecer las comunidades parroquiales.[1] En esa carta, llamaba también a los distintos servicios diocesanos de animación pastoral a apoyar, desde su misión específica, esta prioridad, renovando y eventualmente reorientando esfuerzos para trabajar más estrechamente con las comunidades parroquiales, ofreciéndoles herramientas y medios que les permitan fortalecer su presencia y su misión en el territorio.
Con ese mismo propósito en el horizonte, les escribo hoy para presentarles dos nuevos servicios diocesanos que se integran a los ya existentes. Son el servicio diocesano para la inclusión de las personas con discapacidad y el equipo para el acompañamiento inicial de los aspirantes al diaconado.
1. Servicio diocesano para la inclusión de las personas con discapacidad
En la Iglesia, tanto como en la sociedad, la inclusión de personas con discapacidad, portadoras cada una de una riqueza única, representa un desafío constante. Para nuestras comunidades, renuevan el llamado a abrirnos al misterio de toda persona, con sus dones, sus fortalezas y sus debilidades. Pero, más que simples destinatarios de la acción pastoral, las personas con discapacidad son, con pleno derecho, sujetos protagonistas de la vida y misión de la comunidad cristiana, toda ella formada por discípulos misioneros, que viven y anuncian la alegría del evangelio.
El año pasado, el Dicasterio los Laicos, la Familia y la Vida -el servicio de la Santa Sede que colabora con el Papa, entre otros ámbitos, en el acompañamiento pastoral de personas con discapacidad- realizó una consulta en relación a esta temática, en el marco del camino sinodal al que nos ha convocado el Papa Francisco. Lo recogido en esta consulta fue publicado en un breve documento de síntesis, que servirá como aporte al próximo Sínodo. El documento lleva el sugestivo título de «La Iglesia es nuestra casa».
En uno de sus párrafos se afirma que la presencia de las personas con discapacidad en la Iglesia lleva a «reflexionar sobre la propia [fragilidad] y sobre el hecho de que todos -algunos más, otros menos- necesitamos la ayuda de los demás. El contacto con la fragilidad fortalece la fe, porque es precisamente en la debilidad donde Dios muestra su amor y su misericordia». Y añaden enseguida: «Nuestra presencia -es la voz misma de personas con discapacidad la que habla- puede ayudar a transformar las realidades en las que vivimos, haciéndolas más humanas y acogedoras. Sin vulnerabilidad, sin límites, sin obstáculos que superar, no habría verdadera humanidad».[2]
Desde estas convicciones y con este espíritu, que nos impulsa a trabajar por comunidades eclesiales que sean verdaderamente «nuestra casa» para toda persona, he querido proponer este nuevo servicio diocesano. Nuestra Iglesia de Avellaneda-Lanús, junto con toda la Iglesia en Argentina y en el mundo, tiene un rico camino en este sentido, que quisiéramos fortalecer e impulsar aún más. Asumiendo y ampliando el horizonte de la «catequesis especial», la misión de este servicio diocesano será la de animar una renovación pastoral, promoviendo la plena integración de las personas con discapacidad en la vida y la misión de las comunidades de nuestra Diócesis. El equipo estará coordinado por cuatro personas laicas que, además de contar con una formación profesional específica, vienen trabajando desde hace tiempo en este ámbito: Juan Pablo Herrera, como delegado episcopal, acompañado por Cecilia Ascúa, Guadalupe Romero y Nicolás Mandaliti.
2. Equipo para el acompañamiento inicial de los aspirantes al diaconado
Entre los muchos frutos del Concilio Vaticano II, ciertamente contamos el restablecimiento del diaconado como expresión propia y permanente del ministerio ordenado en la Iglesia.[3] Gracias a ella, el diaconado es hoy una realidad que enriquece y dinamiza la misión de nuestras comunidades. Es una realidad que hemos acogido con gratitud y alegría, y que como obispo quisiera acompañar con la seriedad y la responsabilidad que merece.
Como ustedes saben, desde mi llegada a la Diócesis, me pareció prudente trabajar en la conformación y el fortalecimiento de los equipos que acompañan la formación y el ministerio diaconal en sus distintos momentos, antes de recibir a los nuevos aspirantes llegados de las distintas comunidades. El año pasado pudimos dar pasos en esta dirección, aún si fueran provisionales en algún caso. Entre otros, constituí el servicio diocesano para el acompañamiento de los diáconos, animado por los padres Oscar Dibot Rodríguez y Marcelo Luna, y comenzamos a reformular la propuesta de nuestro Centro de formación para el diaconado «San Felipe, diácono», con un equipo dirigido por el P. Lucas Ceccoli y con el asesoramiento del P. Gabriel Favero.
Quisiera anunciarles ahora la conformación de un nuevo equipo que tendrá a su cargo el acompañamiento de los aspirantes al diaconado en el período preliminar («propedéutico»),[4] destinado especialmente a la recepción, el discernimiento y una primera maduración vocacional. He encomendado esta tarea a los padres Darío Guerra y Maximiliano Bartel. Este nuevo equipo se integra y articula, con la relativa autonomía que requiere su misión específica, a los otros dos ya existentes, y todos ellos están en relación con nuestra Vicaría de ministerios.
El P. Darío y el P. Maximiliano ya vienen trabajando en las propuestas y la metodología del acompañamiento, que irán presentando en su momento. Por lo pronto, les comparto que, a partir del segundo semestre de este año, volveremos a recibir aspirantes al diaconado que, como siempre, deberán ser presentados y acompañados por sus comunidades y sus párrocos. Una primera inscripción puede hacerse desde ahora a través del formulario disponible en nuestro sitio web: https://avellanedalanus.org.ar/formacion-diaconal/
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Permítanme, antes de concluir, expresar mi agradecimiento a estas hermanas y estos hermanos por la generosidad y la disponibilidad con la que asumen este servicio para el que los he convocado. Que el Espíritu Santo, que hoy como ayer viene a hacer de nosotros comunidades vivas en las que se vive y anuncia la alegría del Evangelio, los sostenga y anime en esta misión.
Reciban mi saludo fraterno y mi bendición.
Mons. Marcelo Julián Margni, obispo de Avellaneda-Lanús
Avellaneda, 19 de junio de 2023.
Notas:
[1]Orientaciones pastorales para nuestra Iglesia en camino, 28 de mayo de 2023.
[2] Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, La Iglesia es nuestra casa. Documento de síntesis de la consulta sinodal especial a las personas con discapacidad, octubre de 2022, 2. Disponible en: http://www.laityfamilylife.va/content/laityfamilylife/es/news/2022/la-chiesa-e-la-nostra-casa–il-documento.html
[3] Cf. Concilio Vaticano II, Const. dogmática Lumen gentium, 21 de noviembre de 1964, 29.
[4] Cf. Comisión Episcopal de Ministerios (CEA), Plan de formación inicial de los diáconos permanentes en la Argentina, julio de 2021, 82ss.