Martes 23 de abril de 2024

Documentos


430° aniversario del Tinkunaco

Homilía de monseñor Dante Gustavo Braida, obispo de La Rioja, en el 430° aniversario del Tinkunaco (Iglesia de las Padercitas, 15 de abril de 2023)

430° aniversario del Tinkunaco: Continuar hoy sembrando la paz
Envío para visita pastoral al decanato San Nicolás:
Por una Iglesia orante, sinodal y misionera

La conmemoración del Tinkunaco en el 430° aniversario de su realización nos reúne en este lugar emblemático: el templo de Las Padercitas.

Ante un inminente enfrentamiento entre diaguitas y españoles la presencia de un fraile, Francisco Solano, logra un encuentro y entendimiento entre ambas partes que traen como consecuencia la deseada paz y una nueva etapa en la convivencia social. La presencia humilde y respetuosa del santo Fraile y el anuncio de Jesucristo hacen que la fe sea aceptada por el pueblo Diaguita y muchos reciban el bautismo, y que también los españoles reconozcan la dignidad de dicho pueblo.

Sabemos que la paz es un don necesario para el crecimiento de una persona y para el desarrollo de un pueblo. Para que ella sea posible se requiere el reconocimiento de la dignidad de todos y el respeto al derecho participar de la vida social de cada habitante, sin marginar a nadie.

Aunque se han dado pasos significativos los últimos años, la realidad es que hoy en nuestro país todavía hay una deuda grande con los pueblos originarios que padecen, en muchos casos, marginación y carencias de todo tipo, sobre todo de la tierra donde vivir y desarrollase según sus propias costumbres y modo de vida.

La paz lograda hace 430 años en este lugar es una realidad que hay que sembrar y conquistar todos los días en la sociedad, contando con la necesaria buena disposición de todos sus miembros. Como decía Mons. Angelelli, hace cincuenta años, debemos “trabajar sin tregua para que el ENCUENTRO sea una realidad no solo el 31 de diciembre sino todos los días del año”.[1]

Para el cristiano esta es una misión que brota del Evangelio mismo. En el texto del Evangelio que hoy escuchamos vemos a Jesús que convoca, además de los Doce apóstoles, a otros setenta y dos discípulos y los envía a la misión, a los lugares donde luego él iría, pidiéndoles que en cada casa donde ingresen lleven la paz!

Los setenta y dos representan a todos los miembros de la Iglesia, porque la misión es amplia y los destinatarios son muchos y las realidades en que se encuentran son muy diversas.

El cristiano laico, especialmente, está llamado a participar activamente de esta misión y ser presencia viva del Evangelio en todas las realidades de la sociedad. Por tanto de ellos se espera que alimenten su fe y sean en sus ambientes instrumento de diálogo participativo y promotores de la vida de cada ciudadano, sobre todo buscando la integración de quienes son más marginados.

Para que haya paz tiene que haber posibilidad de desarrollo para todos, y todas las instituciones deben funcionar activamente. Las escuelas, los clubes y las capillas son fundamentales para el crecimiento de nuestros niños y jóvenes, por ejemplo. Las suficientes propuestas laborales, las variadas posibilidades de estudio universitario, la promoción de sanos espacios recreativos, deportivos y culturales son más que necesarios para el desarrollo social. Y en todos estos ámbitos se espera el compromiso de los cristianos que, como san Francisco Solano, siembren paz desde la fe, el diálogo y la inclusión.

Para que haya paz también el rol de las autoridades públicas de un pueblo es fundamental, expresada en la capacidad de diálogo, de gestión y en el propiciar espacios de encuentro de diversos sectores sociales para promover el desarrollo integral de sus habitantes. Valoramos todo el esfuerzo que se hacen por conducir los destinos de nuestra provincia y nuestros municipios, como también para llevar adelante la función judicial y legislativa.

La Iglesia está presente en la vida social promoviendo la paz, en primer lugar, a través de sus miembros que participan en las diversas instituciones sociales.

Como institución la Iglesia no asume ni se identifica con ningún partido político, pero se relaciona y trabaja con toda institución que busque el bien común y la paz y, a su vez, ofrece su Doctrina Social, inspirada en el Evangelio y madurada en situaciones sociales concretas, para que sea tomada como referencia para todo espacio político o social que así lo quiera. También alienta el compromiso político de los cristianos que se sienten llamados a esta misión considerando que, en esa actividad, se puede vivir y expresar grandemente la caridad cristiana.

Que esta conmemoración de los 430 años del Tinkunaco nos anime a vivir con dedicación y alegría nuestros compromisos actuales para construir la ‘cultura del Encuentro’ que tanto promueve hoy el papa Francisco. En esos compromisos vividos con Fe y, con la guía del Espíritu Santo, hoy se puede hacer mucho bien y vivir la santidad que Dios quiere para todos sus hijos.

La visita pastoral de Obispo al decanato San Nicolás
Hoy también con gran alegría me dirijo a ustedes, miembros del decanato San Nicolás, con motivo de la próxima Visita Pastoral que realizaré a las parroquias del Decanato en los próximos meses. Será una oportunidad para encontrarme con cada comunidad de manera más cercana, y crecer en la corresponsabilidad de llevar adelante juntos la misión evangelizadora de la Iglesia. “La alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una alegría misionera” nos dice el papa Francisco (EG 21).

La Visita Pastoral es una misión propia del Obispo como sucesor de los Apóstoles que la “debe cumplir animado por la caridad pastoral que lo presenta concretamente como principio y fundamento visible de la unidad en la Iglesia particular (…) Es una oportunidad para reanimar las energías de los agentes evangelizadores, felicitarlos, animarlos y consolarlos; es también la ocasión para invitar a todos los fieles a la renovación de la propia vida cristiana y a una acción apostólica más intensa. La visita permite, además, examinar la eficiencia de las estructuras y de los instrumentos destinados al servicio pastoral, dándose cuenta de las circunstancias y dificultades del trabajo evangelizador, para poder determinar mejor las prioridades y los medios de la pastoral orgánica.[2]

Es mi deseo poder llegar a cada comunidad para reafirmar la unidad a la que Jesús convoca a sus seguidores y poder compartir, por unos días, la forma de vivir y celebrar la fe de cada uno de ustedes, como así también su dimensión orante, social y misionera.

Al visitarlos quisiera encontrarme con todo el Pueblo de Dios: Sacerdotes, Diáconos, Laicos, Vida Consagrada, instituciones eclesiales y civiles.

En cada comunidad, a su vez, compartiremos:

  • La Palabra de Dios, que ilumina la vida de todos y nos conduce a la Santidad.
  • La celebración de la Eucaristía como centro y culmen de la vida de la Iglesia.
  • Cómo están trabajando guiados por las “Líneas Pastorales Diocesanas”, las “Conclusiones de la Escucha del camino sinodal” y las “prioridades de la misma”.
  • Cómo transcurre la vida cotidiana de la Parroquia, tomando conocimiento de sus logros y dificultades en la misión.
  • Cómo funciona el Consejo Pastoral Parroquial y el Consejo de asuntos Económicos. Con ambos quisiera reunirme particularmente.
  • Cómo están viviendo la integración al decanato y a la diócesis a través de sus distintos organismos, áreas pastorales y celebraciones más significativas.
  • Cómo está la acción de Cáritas, Catequesis y Liturgia. Con estas áreas quisiera reunirme particularmente.
  • Cómo están promoviendo la vida orante y la dimensión misionera.
  • Cómo se da el acompañamiento de las personas más vulnerables, enfermos, ancianos, con discapacidad, etc.
  • Cómo están trabajando con adolescentes, con jóvenes y con las familias.
  • Cómo están trabajando en relación al cuidado y protección de Niños, Niñas, Adolescentes y Adultos Vulnerables y la participación de los talleres de prevención.
  • Cómo está la pastoral de la salud y el área de comunicaciones.
  • Visitas a cada comunidad y capilla parroquia.
  • Visitas algunas instituciones civiles: Escuelas, centro de salud, policía, centro vecinal, etc.
  • También, si es posible, alguna actividad recreativa y deportiva.

Sin duda que cada Parroquia y comunidad tiene sus particularidades, por eso la visita tendrá matices propios en cada una y requerirá la elaboración previa y con tiempo de un programa propio.

Junto conmigo llegará también la imagen misionera de nuestro patrono, San Nicolás. Es costumbre de los Obispos riojanos al emprender las Visitas Pastorales acercar también al gran intercesor de nuestro pueblo. Su imagen, que nos congrega como un solo pueblo en su Santuario, es signo de unidad y compromiso de vida cristiana. “Profundizar todo lo que significa San Nicolás para La Rioja, es adentrarnos en el alma de nuestro pueblo y en nuestra tradición; es comprender mejor nuestra historia y los valores de nuestra cultura”.[3]

También me acompañarán las reliquias de nuestros beatos Mártires: Wenceslao, Carlos, Gabriel y Enrique. Ellos, en esta misma tierra, alcanzaron la plenitud del Tinkunaco en la donación de la propia vida por amor a Jesús y su Evangelio y por amor a su pueblo.

Queremos caminar juntos para llevar adelante, con alegría y decisión, la obra misionera de la Iglesia buscando llegar a todos, de modo particular, a los más alejados, a quienes están solos y a quienes viven en mayor pobreza.

Queremos que cada bautizado se sienta un miembro vivo de la Iglesia y que descubra que en ella tiene un valioso e insustituible lugar. Por tanto, es más que necesaria la participación no sólo de los que habitualmente trabajan en las comunidades, sino de toda persona de buena voluntad. ¡Todos tenemos algo bueno para aportar al Reino de Dios!

Todo ministerio en la Iglesia es para el servicio del Pueblo de Dios, por eso estaré con ustedes como el que sirve, para discernir juntos lo que el Señor quiere para cada uno en particular, para cada parroquia y cada institución.

En la carta que les envío como decanato están las fechas de la visita y un texto bíblico para rezar junto con una oración propia para la visita y las oraciones de San Nicolás y los mártires.

Hoy nos toca a nosotros continuar la misión en esta tierra bendita misionada por San Francisco Solano, custodiada por San Nicolás y enriquecida con la sangre de los cuatro beatos Mártires: Wenceslao, Carlos, Gabriel y Enrique. En esta tierra en que su pueblo dobla sus rodillas delante del Niño Jesús vestido de alcalde nos unimos para caminar juntos en oración, fraternidad y misión.

Con la ayuda maternal de la Virgen María, nos disponemos a vivir esta Visita Pastoral con alegría y confianza. Así sea.

Mons. Dante Gustavo Braida, obispo de La Rioja


Notas:
[1] Angelelli. Mensaje para fiestas de San Nicolás del 1° de enero de 1973.
[2] Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos “Apostolorum Successores”
[3] Angelelli, Enrique. Carta Pastoral con motivo de la “Segunda Visita” de San Nicolás a toda la Diócesis. 6/7/1975.