“El Ángel dijo a las mujeres: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba, y vayan en seguida a decir a sus discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo verán». Esto es lo que tenía que decirles».” (Mt 28, 5-7).
Entre asustadas y contentas, las mujeres que reciben este anuncio se ponen en camino. Es una misión: decir a los discípulos que Jesús resucitado los espera en Galilea. Es entonces -nos cuenta el evangelio- que acontece el encuentro: en el camino de esa misión, Jesús mismo les sale al paso.
Es posible que los que se reúnan para celebrar esta Pascua 2023 sean un pequeño grupo, una minoría perdida en medio del ruido de una sociedad en otra cosa. Sin embargo, es posible también que, si el anuncio encuentra el mismo eco que encontró en el corazón de aquellas mujeres, se produzca el mismo extraordinario acontecimiento.
Cuando, con confianza, se cree en Dios, los ojos se abren y se ve la realidad completa. La verdad nos alcanza en toda su belleza. El Resucitado nos vence y nos convence con su presencia.
Queridos hermanos: es lo que deseo para todos nosotros en esta Pascua 2023. Por eso, abramos los oídos, escuchemos a tantos “ángeles” que nos gritan que el Crucificado que buscamos está vivo … y, como aquellas mujeres, tengamos la santa audacia de volver al Evangelio para escucharlo a Él.
La oración, sobre todo, la que es hecha con la valentía de la humildad, nos expone al influjo del Espíritu que resucitó a Jesús. ¿Te animás a rezar conmigo?
En esta noche de Pascua, el anuncio de tu resurrección, Señor Jesús, vuelve a atravesar el tiempo y a traspasar los corazones.
En ese anuncio vos mismo venís a nosotros, te hacés presente y nos convencés con el fulgor de tu Verdad.
Vos que has resucitado de entre los muertos, que conocés desde dentro todas nuestras muertes y miedos, transfiguranos con tu Pascua.
Tu mirada diáfana de resucitado nos espera en los ojos de los hermanos: los pobres, los tristes, los que luchan cada día, los que se levantan, los que esperan contra toda esperanza.
Nos alcanza en el don precioso de tu Eucaristía y del perdón que nos resucita.
Tu luz pascual se refleja -¡qué bien lo sabemos!- en los ojos de María, que acompaña nuestro caminar.
Con ella te decimos: Amén.
¡Jesús ha resucitado! ¡Muy feliz Pascua para todos!
Mons. Sergio O. Buenanueva, obispo de San Francisco