Domingo 24 de noviembre de 2024

Documentos


"Jesucristo se hizo pobre por ustedes"

Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, para el 33° domingo durante el año (13 de noviembre de 2022)

Falta una semana para la peregrinación al Santuario de Loreto. Como realizamos desde hace varios años, el tercer domingo de noviembre, o sea el próximo domingo 20, celebraremos el día de los Santos Mártires de las Misiones, con la peregrinación, la misa central a las 9 horas y las distintas actividades que se han organizado en Loreto. Por esta razón suspendemos todas las Misas del domingo por la mañana significando el acontecimiento que celebramos. Muchos peregrinos irán a pie saliendo de distintos lugares prefijados de la provincia. En Posadas saldrán desde la Parroquia de Fátima el sábado por la tarde, así como desde Alem, y desde Jardín América. También irán en peregrinación centenares de ciclistas y en otras movilidades. Este año tendremos la gracia de contar con la visita del Nuncio Apostólico en la Argentina, Mons. Miros?aw Adamczyk, que estará conociendo la diócesis y presidirá la misa central en Loreto.

Desde Loreto profundizaremos nuestra memoria y lo vivido en la evangelización de la Iglesia en nuestra región de Misiones. La memoria nos permite ganar en identidad y en consistencia para encarar los desafíos pastorales de nuestra época.

En esta celebración recordamos la epopeya, muchas veces olvidada, que vivieron estos pueblos. En Loreto se concentra la historia, la grandeza y los sufrimientos de un pueblo que vivió el crecimiento y también la muerte y esclavitud provocada por los bandeirantes portugueses, obligándolos a huir de la región del Guayrá, y a vivir la proeza de bajar por el Paraná de la mano del tan querido P. Antonio Ruiz de Montoya, con miles de indígenas con quienes realizaron la refundación de dichas reducciones en las actuales Loreto y San Ignacio.

En nuestro Santuario también tenemos especialmente presente al P. Antonio Ruiz de Montoya, tan querido por sus hijos y hermanos indígenas quienes dieron fiel cumplimiento a su pedido de que sus restos, descansen en Loreto.

Este domingo celebramos la VI Jornada Mundial de los pobres, instituida por el Papa Francisco, que este año lleva por lema: «Jesucristo se hizo pobre por ustedes» (cf. 2 Co 8,9). En su mensaje para esta jornada, el Papa nos dice que: «el apóstol Pablo se dirige a los primeros cristianos de Corinto, para dar fundamento a su compromiso solidario con los hermanos necesitados. La Jornada Mundial de los Pobres se presenta también este año como una sana provocación para ayudarnos a reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre tantas pobrezas del momento presente. [...] Frente a los pobres no se hace retórica, sino que se ponen manos a la obra y se practica la fe involucrándose directamente, sin delegar en nadie. A veces, en cambio, puede prevalecer una forma de relajación, lo que conduce a comportamientos incoherentes, como la indiferencia hacia los pobres. Sucede también que algunos cristianos, por un excesivo apego al dinero, se empantanan en el mal uso de los bienes y del patrimonio. Son situaciones que manifiestan una fe débil y una esperanza endeble y miope.

Sabemos que el problema no es el dinero en sí, porque forma parte de la vida cotidiana y de las relaciones sociales de las personas. Más bien, lo que debemos reflexionar es sobre el valor que tiene el dinero para nosotros: no puede convertirse en un absoluto, como si fuera el fin principal. Tal apego impide observar con realismo la vida de cada día y nubla la mirada, impidiendo ver las necesidades de los demás. Nada más dañino le puede acontecer a un cristiano y a una comunidad que ser deslumbrados por el ídolo de la riqueza, que termina encadenando a una visión de la vida efímera y fracasada.

Por lo tanto, no se trata de tener un comportamiento asistencialista hacia los pobres, como suele suceder; es necesario, en cambio, hacer un esfuerzo para que a nadie le falte lo necesario. No es el activismo lo que salva, sino la atención sincera y generosa que permite acercarse a un pobre como a un hermano que tiende la mano para que yo me despierte del letargo en el que he caído. Por eso, nadie debería decir que se mantiene lejos de los pobres porque sus opciones de vida implican prestar más atención a otros asuntos. Ésta es una excusa frecuente en ambientes académicos, empresariales o profesionales, e incluso eclesiales. […] Nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los pobres y por la justicia social. Es urgente encontrar nuevos caminos que puedan ir más allá del marco de aquellas políticas sociales concebidas como una política hacia los pobres pero nunca con los pobres, nunca de los pobres y mucho menos inserta en un proyecto que reunifique a los pueblos.

Un saludo cercano y ¡hasta el próximo domingo!

Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas