Viernes 22 de noviembre de 2024

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Tedeum San Ramón Nonato

Homilía de monseñor fray Luis Antonio Scozzina OFM, obispo de Orán, en la fiesta patronal de San Ramón Nonato (San Ramón de la Nueva Orán, 31 de agosto de 2022)

Queridos hermanos y hermanas:

Estamos convocados para dar gracias por el don de la vida y por el don de esta bendita tierra que habitamos. La celebración patronal en honor de San Ramón Nonato y de la fiesta fundacional de la Nueva Orán nos encuentran reconfortados por el acontecimiento de la beatificación de los Mártires del Zenta que ha sido un momento de alegría y gozo para el Pueblo fiel de Dios.

Desde aquel lejano 1683 nuestro norte salteño fue bendecido por la entrega generosa de la vida de los misioneros del Zenta. Venidos desde Humahuaca, misioneros sacerdotes y laicos, trayendo la Buena Noticia del Evangelio sembraron en nuestras tierras las semillas de una humanidad reconciliada.

Este regalo de la Providencia nos recuerda que, esta tierra del norte salteño ha sido regada por la sangre de hombres y mujeres que derramaron su vida por amor a los pueblos que la habitaban, y para instaurar la llegada del Reino de Dios y su justicia.

Esta buena noticia para nuestra tierra es un signo de esperanza que alienta a construir una sociedad basada en el respeto de la dignidad de la persona humana y en el cuidado de la casa común. El martirio de los misioneros del Zenta atestigua que el amor a los hermanos es expresión del amor universal que Jesucristo derramó en la cruz.

La opción pacificadora de Don Pedro Ortiz de Zárate y de Juan Antonio Solinas nos permite descubrir que el camino del Evangelio es alternativo a la concepción colonizadora y dominadora, que pretendía la ocupación de la tierra, el sometimiento y avasallamiento de los pueblos originarios.

Esa mentalidad, sigue hoy vigente en la falta de reconocimiento a la identidad de los pueblos originarios y criollos, en el despojo de sus territorios con la implantación de un modelo productivo extractivista basado sólo en lucro económico. Vigente también, en la marginalidad y exclusión de las periferias urbanas que ponen de manifiesto el modelo social dominante excluyente y que faltan políticas públicas inclusivas.

El respeto de la diversidad cultural y el reconocimiento de la dignidad de los pueblos originarios es para nosotros un modelo y un nuevo paradigma en la construcción de una sociedad fraterna e inclusiva. Sociedad inclusiva donde se favorecen las oportunidades a un trabajo digno, donde se da un reconocimiento a los nuevos actores sociales que buscan generar sus emprendimientos comunitarios. Estos necesitan de políticas públicas que promuevan el desarrollo humano integral con el apoyo y acompañamiento del gobierno municipal y provincial.

Recordamos el interrogante que nos plantea del Papa Francisco en Laudato Sí: “¡qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?” (160). El período ecuménico que comienza el 1 de septiembre con la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, y termina el 4 de octubre con la fiesta de san Francisco; es un momento especial para que todos los cristianos recemos y cuidemos juntos nuestra casa común. “Escucha la voz de la creación” es el tema y la invitación del Tiempo de la Creación de este año.

El Papa Francisco nos recuerda: “En primer lugar, es la hermana madre tierra la que clama. A merced de nuestros excesos consumistas, ella gime y nos suplica que detengamos nuestros abusos y su destrucción. Son, pues, todas las criaturas las que gritan… …innumerables especies se extinguen, interrumpiendo para siempre sus himnos de alabanza a Dios. Pero también son los más pobres entre nosotros los que gritan. Expuestos a la crisis climática, los pobres son los que más sufren el impacto de las sequías, las inundaciones, los huracanes y las olas de calor, que siguen siendo cada vez más intensos y frecuentes. Además, gritan nuestros hermanos y hermanas de los pueblos nativos. Debido a los intereses económicos depredadores, sus territorios ancestrales están siendo invadidos y devastados por todas partes, lanzando «un clamor que grita al cielo» (Querida Amazonia, 9).

“Al escuchar estos gritos amargos, debemos arrepentirnos y cambiar los estilos de vida y los sistemas perjudiciales. Desde el principio, la llamada evangélica «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca» (Mt 3,2), invitando a una nueva relación con Dios, implica también una relación diferente con los demás y con la creación. El estado de degradación de nuestra casa común merece la misma atención que otros retos globales como las graves crisis sanitarias y los conflictos bélicos. «Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana» (Laudato si’, 217).

El Papa nos urge, “Lo repito: (dice) «Quiero pedirles en nombre de Dios a las grandes corporaciones extractivas -mineras, petroleras-, forestales, inmobiliarias, agro negocios, que dejen de destruir los bosques, humedales y montañas, dejen de contaminar los ríos y los mares, dejen de intoxicar los pueblos y los alimentos». Este llamado al cuidado de la casa común, es para nosotros apremiante ante el atropello que padecen muchas comunidades originarias y criollas para habitar sus territorios. Distintas partes de nuestro territorio salteño se ven afectadas por conflictos ambientales que comprometen el cuidado de la tierra y el derecho de sus habitantes. Muchas veces, la inexistente aplicación de las leyes vigentes y en otras, la falta de justicia socio-ambiental generan situaciones conflictivas que alteran la paz social.

Roguemos a San Ramón, nos conceda la gracia de habitar esta tierra bendita por los Mártires del Zenta, respetando la dignidad humana en cualquier circunstancia de la vida y cuidando de nuestra casa común, nuestra hermana madre tierra y el derecho de las comunidades.

Al dar gracias al Señor por tantos dones recibidos, no quiero dejar de agradecer a todos y todas que han colaborado en la preparación y celebración de los Mártires del Zenta. Gracias a quienes dispusieron de su tiempo, su trabajo desinteresado y de su generosidad. Gracias al Gobierno de la Provincia por su disponibilidad y colaboración. Gracias al gobierno municipal y a todos sus funcionarios y fuerzas de seguridad por hacer de la beatificación un verdadero acontecimiento histórico. 

Que el Señor nos bendiga y la Madre, en la advocación de nuestra Sra. del Carmen nos proteja.

Mons. Fray Luis Antonio Scozzina OFM, obispo de Orán