"La práctica piadosa de la oración y, especialmente la Eucaristía nos convierten en beneficiarios más que en benefactores. Oremos generosamente por nuestros hermanos difuntos", pidió el arzobispo.
El obispo recordó que la oración debe ser constante, pero siempre desde una actitud humilde. "Debemos orar siempre, sin desanimarnos; pero orar sin arrogancia, abiertos a Dios y a los demás".
El obispo emérito de San Isidro aseguró que la verdadera oración "es una relación de amor y no un acto de autosuficiencia o comparación con los demás".
El arzobispo de Corriente propone una meditación a 800 años del "Cántico de las Criaturas", de san Francisco de Asís, al que define como un "himno a la vida".