Fue obispo de Poitiers. Luchó contra la herejía arriana que negaba la divinidad de Cristo. Por ello padeció persecuciones y el destierro. Es el primer gran teólogo de Occidente que se ocupó de interpretar el misterio de la Santísima Trinidad, para lo cual escribió doce notables libros. San Agustín lo llamó "el ilustre doctor de la Iglesia" y San Jerónimo dijo que Hilario era "la trompeta de los latinos contra los arrianos". Murió en Poitiers el año 367. En 1851 Pío IX lo declaró doctor de la Iglesia.