Nació en 1869 en Sudán. Tenía siete años cuando fue raptada por negreros árabes que la vendieron en los mercados de esclavos. Experimentó las humillaciones y los sufrimientos físicos y morales de la esclavitud, pasando de mano en mano cinco veces por varios dueños que la sometieron a crueldades y malos tratos. En Jartum la compró el cónsul italiano que la llevó a Génova. En 1888 fue confiada al cuidado de las religiosas canossianas que la prepararon para el bautismo y en cuya congregación ingresó finalmente. Tras 50 años de vida ejemplar murió perdonando a los negreros el 8 de febrero de 1947. Fue beatificada por Juan Pablo II el 17 de marzo de 1992, quien también la canonizó el 1º de octubre de 2000.