Fue uno de los doce apóstoles de Jesús, conocido con el sobrenombre de Dídimo. San Juan lo describe con un carácter espontáneo y generoso. Sin embargo, Tomás es el prototipo de la incredulidad o del hombre realista que accede a la fe. Por eso, cuando sus diez compañeros le contaron el hecho de la resurrección y le dijeron que habían visto a Jesús resucitado, él dijo que si no tocaba sus heridas no lo creería. Después de Pentecostés se dirigió a Persia y luego a la India a predicar el Evangelio. Aún subsisten en la India florecientes cristiandades que se dicen descendientes de las fundadas por Santo Tomás. Se cree que murió mártir el año 72 probablemente en Mailipur, cerca de Madrás, India.