Obispos brasileños denuncian violación de los derechos de los pueblos indígenas

"La violencia y la violación de los derechos de los pueblos indígenas son sistemáticas", advierte monseñor Roque Paloschi, presidente del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), de Brasil.

Monseñor Roque Paloschi, obispo de Porto Velho y presidente del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), denunció la violación "sistemática" de los derechos de los pueblos indígenas, en una entrevista al Portal de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) en el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas.

El Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se celebra el 9 de agosto, pretende ayudar a tomar conciencia sobre la necesidad de garantizar “condiciones de existencia con un mínimo de dignidad para los pueblos indígenas de todo el planeta, especialmente en lo que respecta a sus derechos de autodeterminación de sus condiciones de vida y cultura“.

“El escenario que tenemos en Brasil es de total violación de los derechos de los pueblos indígenas y de violencia que se presenta en diversas formas”, advirtió el prelado brasileño y profundizó: “Han sido 521 años de lucha contra el genocidio, el exterminio, las violaciones de derechos y la violencia física, cultural y territorial”.

Según el obispo de Porto Velho, “la violencia y la violación de los derechos de los pueblos indígenas son sistemáticas. De un gobierno a otro, siempre hay una forma de reducir y desconstituir los derechos de los pueblos originarios”. En ese sentido, el actual gobierno brasileño y las leyes que pretende imponer hacen que, en palabras del arzobispo, los pueblos indígenas en Brasil estén ante “un escenario muy crítico”.

“El derecho de los pueblos originarios a vivir y existir, su integridad física, cultural y territorial, están siendo atacados por todos lados”, sostuvo, y puntualizó: “El Estado brasileño es el que promueve la violación de los derechos, empezando por el presidente de la República”.

Monseñor Paloschi indicó que se trata de “los poderes constituidos, para mantener la democracia y el bien común de todos los pueblos”, hasta el punto de que “tenemos al Estado brasileño atacando los derechos de los pueblos originarios, las comunidades tradicionales, las periferias y los brasileños menos favorecidos”.

La actitud de los poderes públicos muestra un sentimiento presente entre algunos brasileños. En ese sentido, el presidente del CIMI afirmó que “hay una sociedad en Brasil que promueve la intolerancia y la discriminación, especialmente cuando nos enfrentamos a pueblos y culturas del modelo homogeneizador que predomina en la sociedad”.

En su opinión, “esto se ha ido incrementando con la actual coyuntura política de desgobierno y deconstrucción de la Constitución Federal, con respecto a los derechos fundamentales, tales como: el derecho a la vida, el derecho de ir y venir, y, en el caso de los pueblos indígenas, los artículos 231 y 232, que garantizan a los pueblos indígenas el derecho al territorio tradicional, usos, costumbres y tradiciones, el derecho a la diversidad”.

Frente a eso, obispo de Porto Velho no dudó en decir que “tenemos una parte de la sociedad que es consciente y sensible a la lucha de los pueblos originarios, en su derecho a la vida, a la tierra y a los derechos de educación, salud y otros”.

"No podemos olvidar que los pueblos originarios son pueblos de alteridad, reciprocidad y totalidad”, afirmó el obispo brasileño y, por eso, recalcó: “Debemos respetar sus derechos, conquistados con mucha lucha y resistencia”.

Mons. Paloschi recordó que “los pueblos indígenas han mantenido y mantienen una lucha permanente en defensa de la tierra, de la vida y de los derechos”. Frente a eso, “son muchas las amenazas, procedentes del ejecutivo, el legislativo y el judicial”.

Recordando las movilizaciones que se llevan a cabo en defensa de los pueblos indígenas, el presidente del CIMI ha hecho un llamamiento a ser solidarios, a que “apoyemos la lucha de los pueblos indígenas”. No podemos olvidar que “estos son los primeros habitantes de este gran continente, llamado Abya yala por los pueblos originarios”. Por eso insistió en que “la causa indígena es de todos”.

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