Sábado 23 de noviembre de 2024

Los catequistas de América Latina y el Caribe se dieron cita en Panamá

  • 19 de junio, 2023
  • Ciudad de Panamá (AICA)
El ministerio del catequista será clave para seguir avanzando en una Iglesia donde todos los bautizados asuman protagonismo. El 48% de los católicos del mundo está en América.
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Convocados por el Celam y el Dicasterio para la Evangelización del Vaticano, las Comisiones Episcopales de Catequesis de América Latina y el Caribe se reunieron en la Ciudad de Panamá los días 16 y 17 de junio con el fin de proyectar líneas comunes en las Iglesias particulares del continente. El encuentro contó con la participación especial de monseñor Rino Fisichella, Proprefecto de la Sección para las cuestiones fundamentales de la evangelización en el mundo del Dicasterio para la Evangelización.

La Universidad Católica Santa María la Antigua (USMA) acogió a los catequistas para analizar el Directorio para la Catequesis y el motu proprio Antiquum ministerium para proyectar líneas comunes que fortalezcan el trabajo evangelizador de toda la Iglesia en la región.

El obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, además de participar en su calidad de presidente de la Comisión Episcopal de Catequesis por la Argentina, también fue invitado a realizar una intervención para iluminar el momento del discernir. Su ponencia se realizó bajo el título: “La Iglesia Particular y la Catequesis a la luz del Directorio de Catequesis y Antiquum Ministerium del Papa Francisco”.

Participaron del Encuentro más de 70 personas representando a 16 Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe, además de miembros del Dicasterio para la Evangelización y del Laboratorio de Catequesis del CELAM. 

Manuel Jiménez sacerdote colombiano e integrante del Laboratorio de Catequesis del Celam, informó que el Congreso tuvo como propósito “identificar la acogida y desarrollo en la iglesia universal del directorio para la catequesis y de la institución del ministerio del catequista”.

El padre Manuel Martínez, integrante del Laboratorio de Catequesis del Celam, explicó que la jornada estuvo precedida por una “consulta previa”. Se trató de un sondeo a los responsables de la catequesis en los episcopados para “escuchar y valorar cómo el Directorio para la Catequesis y el motu proprio ‘Antiquum Ministerium’ están orientando el accionar en la Catequesis en las Iglesias Particulares”.

Fueron 19 Conferencias de obispos las que participaron de esta consulta: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, República Dominicana, México, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela.

Un repaso del Directorio de la catequesis
El nuevo Directorio de la catequesis fue presentado el 25 de junio de 2020 como “una provocación positiva porque permite experimentar la dinámica del movimiento catequético que siempre ha tenido una presencia significativa en la vida de la comunidad cristiana”, señaló Marcial Riveros, catequista boliviano que forma parte del Laboratorio de Catequesis.

Una historia que se remonta a 1997 cuando san Juan Pablo II publicó el primer Directorio de la catequesis. El entonces Papa toma esta decisión respondiendo al Concilio Vaticano II y lo hizo bajo tres aspectos clave: ofrecer los principios teológico-pastorales, proponer las líneas más adecuadas de una pastoral catequética y suministrar los criterios necesarios para la elaboración de los instrumentos adecuados.

Así, considerando el Directorio General para la Catequesis (1997), que anima a realizar “catecismos propios de cada lugar” y restableciendo el catecumenado como lo mencionada Vaticano II se fue desarrollando una “Catequesis de inspiración o en clave catecumenal” con la novedad del “paradigma iniciático que consiste en ubicar a la catequesis, tal como la concebimos hoy, en el lugar donde ella nació, o sea, dentro del catecumenado”

De tal forma el nuevo Directorio ha fortalecido este proceso y, por ello, “existe la tendencia común de un proceso de revisión de los actuales itinerarios/textos para la catequesis”, mientras que “en otras Conferencias Episcopales despertó un interés para dar una nueva visión para preparar los itinerarios catequísticos renovándolos en clave de inspiración catecumenal”.

América Latina, continente de la esperanza
Tras contemplar la realidad y analizar los resultados de la consulta previa y “considerando todo lo descrito”, las Comisiones Episcopales de Catequesis, el Laboratorio de Catequesis y el Dicasterio para la Evangelización concluyeron -con los datos recolectados- que la mayor proporción de bautizados se da en América con 64,1 católicos por cada 100 habitantes, seguida de Europa con 39,6 católicos, Oceanía con 25,9 y África con 19,4; la menor incidencia se da en Asia con 3,3 católicos por cada 100 habitantes.

“América sigue siendo el continente al que pertenece el 48% de los católicos del mundo”, han asegurado en su primer reporte, para añadir: “De ellos, casi el 57% reside en América del Sur, el 27% sólo en Brasil, que se confirma como el país con el mayor número de católicos bautizados del mundo: casi 180 millones de la población brasileña profesan la fe católica. Este número -concluyeron- representa un buen signo cuantitativo de crecimiento y al mismo tiempo nos lleva a plantear cuántos siguen, seguirán e incluso si ¿iniciaron su vida cristiana?.

Mons. Fisichella: “Repensar la catequesis dentro del proceso de evangelización”
En su intervención, monseñor Rino Fisichella, hizo una alegoría del paraje de los discípulos de Emaús, en el que “la persona de Jesús en la profunda unidad entre sus enseñanzas y las obras, las hace tangibles con la interpretación que él mismo ofrece”.

Allí “resalta lo fundamental que es la dimensión del encuentro para cambiar la vida y renovar radicalmente el estilo de vida de las personas agobiadas por el sentimiento de desaliento”.

Para el proprefecto del Dicasterio para la Evengelización “la enseñanza de Jesús no termina con su muerte, sino que continúa después de su resurrección para que los discípulos no tengan nada que temer en cuanto a su testimonio en el mundo”, por consiguiente, “el caminar del Resucitado con sus discípulos es inevitablemente el icono de la Iglesia que nunca podrá ser privada de la inteligencia de los hechos que envuelven su presencia en el mundo”.

Por ello, los acontecimientos de la historia del mundo como los momentos personales de la vida de “cada uno de nosotros sólo encuentran su máximo sentido si se colocan a la luz de la fe que permite captar el significado más profundo que poseen”.

Monseñor Fisichela aseguró que “en este proceso se desarrolla el camino de la evangelización. El anuncio del kerigma es solo el primer paso al que debe seguir necesariamente la apertura del corazón, a la gracia y la persona se va implicada en la libre elección que se hace visible en su conversión de vida”

Por tanto, dijo, una catequesis que solo “persiguiera la presentación de contenidos con una metodología incapaz de comunicarse con el interlocutor, se situaría fuera del proceso evangelizador y quedaría reducida a la esterilidad”.

“Urge, por tanto, plantearse la validez de nuestra propuesta catequética si es verdaderamente coherente con la obra de la nueva evangelización”, puesto que “evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda”.

El proprefecto del Dicasterio para la Evangelización asegura que se debe “repensar la catequesis como camino fundamental dentro del proceso de evangelización, pues esta tiene la responsabilidad misionera que “a veces aparece deslucida debido al contexto cultural de fuerte secularismo”.

Señaló que hay “un supermercado de experiencias religiosas”, por consiguiente, animó a los catequistas a pensar en quienes se van de la Iglesia y no en los nuevos bautizados, porque si bien es cierto que América es de mayoría católica con muchos bautizados por tradición, “hay que confrontar con cuántos abandonan la Iglesia y la comunidad. Aquí está el problema para la catequesis”.

Para lograr esto, se requiere tener claro la identidad del creyente, saber cuán fuerte es su fe. Abrirse a la novedad para escuchar y dialogar “con la exigencia del mundo contemporáneo” y, en especial, estar alejados de una repetición fatigosa de la transmisión de la fe y acercarnos a los signos de los tiempos, que “siempre son signos positivos”.

P. José Luis Cote: “La catequesis es un laboratorio de sinodalidad”
¿Por qué estamos llamados a ser una Iglesia que dialoga? Fue la pregunta que el sacerdote argentino, José Luis Cote, integrante del Laboratorio de Catequesis, planteó en el marco del Encuentro de las Comisiones Episcopales de Catequesis, realizado en Panamá.

Al respecto, señala que “la Iglesia debe ir hacia el diálogo con el mundo en que le toca vivir. La Iglesia se hace palabra; la Iglesia se hace mensaje; la Iglesia se hace coloquio. Esta vocación, que tiene su raíz en el misterio de Dios que en Jesús entra en diálogo íntimo con el hombre, toma forma precisamente a través de este diálogo y asume sus características”.

“Es una iniciativa libre y gratuita, se funda en el amor, no se justifica en los méritos de los interlocutores, no obliga, es para todos sin distinción, crece poco a poco. En la actualidad, este diálogo – con la sociedad, con las culturas y las ciencias, con otros creyentes es particularmente necesario como una valiosa contribución a la paz”, añadió.

En esta nueva etapa evangelizadora, la Iglesia desea que también en la catequesis “se adopte este estilo de diálogo, de modo que el rostro del Hijo se haga más fácilmente visible. Al igual que en el encuentro con la samaritana, ÉI se detiene a dialogar con cada persona para conducirla suavemente al descubrimiento del agua viva”.

En este sentido, la catequesis eclesial es un auténtico “laboratorio de diálogo”, porque, en lo más profundo de cada persona, se encuentra con la vitalidad y a la vez complejidad de los deseos y búsquedas, las limitaciones e incluso los errores de la sociedad y las culturas de nuestro mundo.

En este caminar del Pueblo de Dios, el concepto de diálogo “aparece en reiteradas ocasiones en el Directorio para la Catequesis y tiene siempre un sentido integrador: que nadie se quede afuera, que todos puedan ser escuchados”.

Por ello, el Sínodo de la sinodalidad, en desarrollo “es el Sínodo de la escucha y del diálogo discerniente”, por eso, “la catequesis como laboratorio de diálogo implica también este discernir comunitario en la presencia de Dios, provocando el encuentro con Él y con los hermanos”.

El padre Cote aseguró que “la catequesis como laboratorio de diálogo es, en definitiva, laboratorio de sinodalidad. Dicho de otro modo: educa para ser una Iglesia sinodal, viviendo ya esa experiencia durante la catequesis”.

“Un caminar de la Iglesia donde todos son recibidos. Una tienda de puertas siempre abiertas para recibir y para salir a las periferias existenciales, al encuentro de los pobres, de los alejados, de los enfermos, de todos los descartados”, dijo.

Por último el sacerdote argentino explicó que el Laboratorio de Catequesis del Celam, nació como “uno de los frutos de la reciente reestructuración del Celam y del camino sinodal al que nos llama hoy la Iglesia y tiene el objetivo de “apoyar y acompañar a los obispos, conferencias episcopales y diócesis, de un modo sinodal, en el ejercicio de su tarea. Tanto en la formación de catequistas como en la realización de la catequesis en distintos espacios eclesiales, sin suplir aquello es propio a cada país, diócesis, parroquia”.

Formación de ministros laicos
Por su parte el sacerdote mexicano Omar Osiris López, abordó el tema de la iniciación a la vida cristiana, y refirió que “cada Iglesia particular debe ofrecer a los candidatos, antes de ser instituidos, un itinerario formativo que les permita profundizar en su vocación y misión” en aspectos como la ministerialidad de la Iglesia, en el ministerio de la Palabra, en el ministerio laical de Catequista, en las funciones del ministro catequista en la iglesia particular y en los ámbitos donde ejercerá su ministerio.

Esta formación, previa a la institución, “estará orientada a que el candidato crezca en su identidad y espiritualidad laical, evitando toda forma de clericalización en el ejercicio de su ministerio”.

Asimismo, conviene que “en cada Iglesia particular se realicen encuentros formativos entre diversos grupos de candidatos, no sólo al ministerio laical de catequista, sino también a otros ministerios, como el de lector y acólito, para que adquieran una visión global de la realidad eclesial y social, de modo que su ministerio sea ejercido articuladamente”.

Cierre del Congreso continental de catequistas
Monseñor José Domingo Ulloa, segundo vicepresidente del Celam y arzobispo de Panamá, pidió, en el cierre del Encuentro latinoamericano y caribeño de Comisiones episcopales de catequesis, “asimilar este ministerio con la sacralidad e importancia que merece”.

“Yo creo -dijo el prelado en la homilía de la Eucaristía de clausura del Congreso- que el ministerio de catequista es un ministerio que hay que andar descalzo no olvidarnos que la tierra que pisamos, es tierra sagrada; yo creo que esto es muy importante muy especialmente en estos nuevos tiempos”.

Sobre todo, porque “ustedes son la primera y última referencia que la gente tiene sobre Dios y tiene también sobre la Iglesia”, por lo que pidió a cada uno estar actualizado y deslastrarse de “cuadernos amarillos, envejecidos por el tiempo”.

En el día que la Iglesia celebra al Corazón Inmaculada de María, el prelado recordó que “María fue la primera catequista por excelencia”, por eso ha invitado a estar “siempre como ella, atentos a la escucha de la palabra, una palabra que viene siempre a iluminar y que siempre termina en celebración”.+