Martes 16 de abril de 2024

La comunidad diocesana recibe el domingo al obispo coadjutor de Morón

  • 10 de marzo, 2017
  • Morón (Buenos Aires)
"Vengo a hacerme cargo de la historia del santo pueblo fiel de Dios en Morón", dijo el obispo coadjutor de Morón, monseñor Jorge Vázquez, quien el próximo domingo 12 de marzo será recibido por la comunidad diocesana en una misa en la catedral Inmaculada Concepción del Buen Viaje. En declaraciones a FM Stepinac, el prelado detalló sus prioridades: "Esta nueva etapa de la Evangelización debe estar signada por la alegría, ese gozo del evangelio que el papa Francisco nos invita a encarnar en nuestra vida y nuestra acción", sostuvo.
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"Recibí la noticia de mi destino como obispo coadjutor de Morón en el Santuario de Itatí, y hoy es la Purísima Concepción del Buen Viaje quien, con su rostro de paz y manos generosas, me indica que ?este es el pueblo que se te ha encomendado?", expresó el obispo coadjutor de Morón, monseñor Jorge Vázquez, en declaraciones a FM Stepinac.

"Vengo a hacerme cargo de la historia del santo pueblo fiel de Dios en Morón", agregó el prelado, consciente de la historia fecunda de una diócesis en la que tuvo como antecesores a los obispo Miguel Raspanti, Justo Oscar Laguna y Luis Eichhorn, a quien sucederá una vez que el Papa le acepte la renuncia por edad.

Los obispos predecesores
"La caridad de Cristo nos apremia" y "pan y catecismo", fueron la impronta del ministerio de monseñor Raspanti, que apenas llegado a la diócesis pedía "cristianizar la economía", un desafío fundamental para los laicos.

"En tu palabra echaré las redes", fue el lema de monseñor Laguna, en tiempos de democracia reconquistada y con una explosión demográfica que requería volver también la mirada desde una opción preferencial por los pobres, en un diálogo que echó raíces desde la pastoral social y la cultura entendida como el modo de ser de un pueblo y sus manifestaciones. Una senda y una opción totalmente presente en el corazón de nuestro nuevo pastor, en sintonía con lo que el papa Francisco nos compartía "sueño con una Iglesia pobre y para los pobres".

Y hoy, el "Todos sean uno" de monseñor Eichhorn resume doce años de camino que nunca dejaron de actualizar -ya adentrados en el nuevo milenio- los ejes trazados desde el comienzo del ser Iglesia particular de Morón.

Este hoy se hace futuro inminente en la persona y el ministerio de monseñor Vázquez: "Esta nueva etapa de la Evangelización debe estar signada por la alegría, ese gozo del Evangelio que el papa Francisco nos invita a encarnar en nuestra vida y nuestra acción", explicó.

Porque esa alegría debe compartirse, la consigna clave del nuevo pastor es la de ser "Iglesia en salida" para centrarse en cómo llegar a esa inmensa mayoría de cristianos a los que no alcanza la Iglesia institucional.

Para el obispo coadjutor ese "salir" invita a mirar -como lo hacían los Padres Conciliares en Gaudium et spes- las entrañas de la realidad para detectar las señales del sueño de Dios y tratar de responder a una invitación que tiene un inequívoco tono existencial desde el convite al bien, la verdad y la belleza.

Sinodalidad, camino de la Iglesia del Tercer Milenio
Monseñor Vázquez vive con pasión el desafío que como Iglesia tenemos hoy en esta porción del conurbano bonaerense, con un eje fundamental en la propuesta del papa Francisco de vivir la sinodalidad como el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Es ese camino que el nuevo obispo quiere compartir con el pueblo de Dios que peregrina en Morón.

"El mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus contradicciones, exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión", explicó, y recordó que en sus palabras con motivo de la conmemoración del 50° aniversario del primer Sínodo de los Obispos, el Papa invitó a comprender que "como dice san Juan Crisóstomo, Iglesia y Sínodo son sinónimos, porque la Iglesia no es otra cosa que el ?caminar juntos? de la grey de Dios por los senderos de la historia que sale al encuentro de Cristo el Señor".

El futuro pastor moronense subrayó que este concepto, nos advierte Francisco, "es fácil de expresar con palabras, pero no es tan fácil ponerlo en práctica", y consideró que ese es uno de los desafíos a construir.

Pastor, pueblo y memoria
Otro texto clave para monseñor Vázquez es el mensaje que el Santo Padre dirigió el año pasado al cardenal Marc Ouellet, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina y prefecto de los Obispos. Allí el Papa decía: "el pastor, es pastor de un pueblo, y al pueblo se lo sirve desde dentro. Muchas veces se va adelante marcando el camino, otras detrás para que ninguno quede rezagado, y no pocas veces se está en el medio para sentir bien el palpitar de la gente".

Ese pueblo ? el pueblo de Morón- es al que monseñor Vázquez quiere mirar, recordando que "todos ingresamos a la Iglesia como laicos. El primer sacramento, el que sella para siempre nuestra identidad y del que tendríamos que estar siempre orgullosos es el del bautismo. Por él y con la unción del Espíritu Santo, (los fieles) quedan consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo", como recuerda el Concilio Vaticano II en la constitución Lumen Gentium.

Nuestra primera y fundamental consagración hunde sus raíces en nuestro bautismo. A nadie han bautizado cura, ni obispo. Nos han bautizados laicos y es el signo indeleble que nunca nadie podrá eliminar.

Desde esa misma carta del Papa, monseñor Vázquez invitó a "hacer memoria". En palabras de Francisco: "Dos memorias se nos pide cuidar en nuestro pueblo. La memoria de Jesucristo y la memoria de nuestros antepasados".

"La fe la hemos recibido, ha sido un regalo que nos ha llegado en muchos casos de las manos de nuestras madres, de nuestras abuelas. Ellas han sido, la memoria viva de Jesucristo en el seno de nuestros hogares. Fue en el silencio de la vida familiar, donde la mayoría de nosotros aprendió a rezar, a amar, a vivir la fe. Fue dentro de una vida familiar, que después tomó forma de parroquia, colegio, comunidades, que la fe fue llegando a nuestra vida y haciéndose carne", sostuvo.

"Ha sido también esa fe sencilla la que muchas veces nos ha acompañado en los distintos avatares del camino. Perder la memoria es desarraigarnos de dónde venimos y por lo tanto, no sabremos tampoco a dónde vamos. Esto es clave, cuando desarraigamos a un laico de su fe, de la de sus orígenes; cuando lo desarraigamos del santo pueblo fiel de Dios, lo desarraigamos de su identidad bautismal y así le privamos la gracia del Espíritu Santo. Lo mismo nos pasa a nosotros, cuando nos desarraigamos como pastores de nuestro pueblo, nos perdemos", agregó.+