Jueves 18 de abril de 2024

El Papa invitó a seguir a Jesús, "Pan partido para dar vida al mundo"

  • 12 de septiembre, 2021
  • Budapest (Hungría) (AICA)
El Santo Padre clausuró el 52º Congreso Eucarístico Internacional que se celebró en la Plaza de los Héroes en Budapest.
Doná a AICA.org

En el marco de su viaje apostólico a Hungría, en la mañana del domingo 12 de septiembre, el papa Francisco presidió la eucaristía conclusiva del 52º Congreso Eucarístico Internacional que se desarrolló en Budapest, la capital del país.

La celebración tuvo lugar en la Plaza de los Héroes y participaron más de cien mil fieles. Francisco tomó la pregunta del Evangelio: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” para mencionar a los presentes que “no basta con la admiración por Jesús”, sino que hace falta pasar a la “imitación de Jesús”. Por eso les dijo que la respuesta no debe ser “sacada del catecismo”, sino que se trata de “una respuesta personal, de vida”.

“El proceso de renovación del discipulado tuvo lugar a través de tres pasos”, dijo el Papa, y los enumeró como anuncio, discernimiento y camino. El primero, “el anuncio de Jesús”, implicó primero un reconocimiento de Pedro, “¡Tú eres el Mesías!”, y un pedido de Jesús a que “no dijeran nada a nadie”. 

Francisco explicó que “existe siempre el riesgo de anunciar un falso mesianismo, un mesianismo según los hombres y no según Dios. Por eso, a partir de aquel momento, Jesús comienza a revelar su identidad, su identidad pascual, la que encontramos en la Eucaristía. Explica que su misión se culminaría, ciertamente, en la gloria de la resurrección, pero pasando a través de la humillación de la cruz”. Entonces, mencionó que aunque “nos gustaría un mesías potente en vez de un siervo crucificado”, “la Eucaristía está ante nosotros para recordarnos quién es Dios”, recordó.

En el segundo paso, “el discernimiento con Jesús”, el Pontífice recordó que este camino “incluye cruz y dolor”, y afirmó: “La cruz no está nunca de moda, ni hoy ni en el pasado”. El ejemplo de Pedro, “un áspero conflicto entre el ‘pensar como piensa Dios’ y el ‘pensar como piensan los hombres”, puede pasarnos también a nosotros.

Pero “¡qué lejos está Aquel que reina en silencio sobre la cruz, del falso dios que quisiéramos que reinase con la fuerza y redujese al silencio a nuestros enemigos! ¡Qué distinto es Cristo, que se propone sólo con amor, de los mesías potentes y triunfadores, adulados por el mundo!”, exclamó el Papa. 

Jesús quiere “curarnos de las rigideces y del encerrarnos en nosotros mismos, liberarnos de las esclavitudes paralizantes de defender nuestra imagen, inspirarnos a seguirlo adonde Él quiera conducirnos”.

Finalmente, “el camino en pos de Jesús”, es el tercer paso que muestra Francisco: “El camino cristiano no es una búsqueda del éxito, sino que comienza con un paso hacia atrás, con un descentramiento liberador, con el quitarse uno del centro de la vida. Es entonces cuando Pedro reconoce que el centro no es su Jesús, sino el verdadero Jesús”.

Este caminar consiste en “ir adelante por la vida con su misma confianza, la de ser hijos amados de Dios. Es recorrer el mismo camino del Maestro, que vino a servir y no a ser servido. Es dirigir cada día nuestros pasos al encuentro del hermano. Hacia allí nos lleva la Eucaristía, a sentirnos un solo Cuerpo, a partirnos por los demás”.

Al concluir la homilía, el Papa insistió en que, como san Esteban y Santa Isabel, “no nos contentemos con poco, no nos resignemos a una fe que vive de ritos y de repeticiones, abrámonos a la novedad escandalosa de Dios crucificado y resucitado, Pan partido para dar vida al mundo”.+