Viernes 29 de marzo de 2024

Colocaron reliquias de san Óscar Romero en la capilla del Celam

  • 22 de agosto, 2022
  • Bogotá (Celam) (AICA)
Mons. Jorge Lozano, presidió hoy la misa en la capilla de la nueva sede del organismo eclesial. "Los santos son factores de unidad y comunión aun ante el odio de los enemigos", destacó el arzobispo.
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El arzobispo de San Juan y secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), monseñor Jorge Lozano presidió este 22 de agosto, memoria de María Reina, la misa de colocación de las reliquias de san Óscar Romero, obispo y mártir, en la capilla de la sede nueva del Celam en Bogotá, Colombia. 

Concelebraron la Eucaristía, el padre Pedro Brassesco, secretario general adjunto del Celam y varios sacerdotes que prestan servicios en el organismo eclesial y participaron de la misa personal de la casa y alumnos de una diplomatura del Centro de Formación Cebitepal y de la Conferencia Latinoamericana de Religiosos (CLAR).

La reliquia que se colocó en el altar de la capilla está compuesta por gotas de sangre que quedaron impregnadas en la sábana que cubrió el cuerpo de san Óscar Romero inmediatamente después de haber sido asesinado.

La fecha para la colocación y sellado de las reliquias –nviadas desde la Conferencia Episcopal de El Salvador– en el altar de la nueva capilla fue elegida en el contexto de los 105 años (15 de agosto) del nacimiento de Romero.

En su homilía, monseñor Lozano recordó que “poco antes de las 18.30 de la tarde del lunes 24 de marzo de 1980, monseñor Romero celebraba como todos los días la misa en la capilla del hospital "La Divina Providencia" que atiende a enfermos de cáncer. Había dedicado la predicación a meditar acerca del sentido de la vida y de la muerte. Promediando la celebración, en el momento de ofrecer el pan y el vino, un francotirador desde la altura de la puerta del templo le disparó al corazón provocando su muerte. Enseguida cubrieron su cuerpo con unas sábanas; un retazo de esa tela ensangrentada es lo que colocaremos hoy como reliquia en nuestro altar”. 

El arzobispo de San Juan señaló que monseñor Romero eligió como lema de su consagración episcopal "sentir con la Iglesia" y subrayó que “así lo hizo. Le dolió la Iglesia, a la que amó profundamente”, aseguró. 

A monseñor Romero “lo mataron dos veces”, dijo monseñor Lozano tomando las palabras que dijo el papa Francisco, “una con las balas, otra con las calumnias”. “Su martirio –dijo- se continuó incluso por hermanos suyos en el sacerdocio y el episcopado”. Se le siguió “lapidando con la piedra más dura que existe en el mundo: la lengua”. 

“Pero así son los santos, factores de unidad y comunión aun ante el odio de los enemigos”, subrayó el arzobispo argentino y agregó: “Dan ganas de imitar su entrega y claridad. Hoy acariciamos y besamos su reliquia, su memoria y su vida”. 

El secretario general del Celam repasó la tarea pastoral de monseñor Romero que dedicaba buena parte de su tiempo a recorrer los barrios más pobres, visitar las familias y comunidades religiosas. “Sus zapatos conocieron el barro de las periferias de la ciudad, impregnándose del olor de los caminos que transitan los pobres. Como decimos entre nosotros, preparaba su predicación ‘pateando la calle’ ”. 

“Romero también era un hombre de profunda oración. Todos los días se levantaba temprano y dedicaba un buen rato a la meditación de la Palabra de Dios y a contarle al Señor de los rostros con los que se había cruzado” y destacó: “De esta contemplación del misterio del dolor humano y la hondura del Amor de Dios hablaba nuestro pastor Romero. Por eso su homilía era esperada cada domingo como luz que alumbra el camino a seguir y como bálsamo fuente de esperanza y consuelo. Lo suyo no era la “equidistancia” sino la cercanía con los más débiles, los vulnerables vulnerados, los pobres, los campesinos explotados y oprimidos”, expresó el arzobispo de San Juan.

Monseñor Lozano recordó los muchos temas que monseñor Romero abordó en sus catequesis: familia, ancianos, niños, misión de la Iglesia, reforma agraria, oración y dijo que “a él le gustaba ser llamado el catequista de la diócesis", como así también recordó la debilidad particular que tenía hacia los niños y el cariño y confianza que éstos tenían hacia él.

“Siempre buscó la paz y la justicia, y tuvo una firme opción de condena a la violencia. Su muerte no fue casual ni al voleo. Quisieron acallar su voz. Y monseñor Romero no evadió la hora que le tocó afrontar. Contemplando a Jesús sabía que el buen pastor da la vida por el rebaño, no escapa cuando ve venir al lobo. Él sabía lo exigente del seguimiento de Jesús”, concluyó monseñor Lozano y agradeció a Dios “por este Pastor que vivió a fondo el Evangelio, y animémonos a mirarnos en el espejo de su vida”.+