El presbítero Luis Alonso Freiberger, de la diócesis de Posadas, hizo una diferenciación clara entre eutanasia y muerte digna, y advirtió que "encierra una eutanasia velada o encubierta" la posibilidad que otorga la ley a reconocer la potestad de los pacientes y sus familiares a interrumpir la hidratación y la alimentación parenteral. El sacerdote lo hizo al reflexionar sobre el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que reconoció el derecho a la "muerte digna" de Marcelo Diez y ordenó desactivar los artefactos que lo mantenían con vida en forma artificial, aunque la sentencia no se cumplió porque el paciente murió horas después de conocerse la decisión del máximo tribunal.
"La Suprema Corte de Justicia acaba de emitir una sentencia que contradice el primer principio de la lógica: algo no puede ser verdadero y falso al mismo tiempo y en el mismo sentido. Pero en nuestra amada Argentina todo puede ser posible, aun la aprobación e implementación de una ley que veda las prácticas eutanásicas -el fallo aclara que "no se trata de un caso de eutanasia"-, pero autoriza a retirar la hidratación y la alimentación que se siguen proporcionando (producen el efecto terapéutico deseado en el paciente), con lo cual autoriza una práctica claramente eutanásica", advirtió el presbítero Rubén Revello, director del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina, en un artículo publicado en el diario La Nación.
El defensor ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Neuquén presentó un recurso extraordinario en contra de la resolución de la Sala Civil por la que se estableció que la familia de Marcelo Diez, quien permanece en estado de coma desde 1994 a raíz de un grave accidente que tuvo cuando conducía en moto, podría decidir el cese de la alimentación e hidratación que recibe. El letrado consideró que "no es un caso de muerte digna" porque Diez "no es un paciente terminal". Días atrás, el obispo diocesano, monseñor Virginio Bressanelli, había pedido que confíen a la Iglesia el cuidado del paciente.
El obispo de Neuquén, monseñor Virginio Bressanelli, pidió a los familiares de Marcelo Diez, el joven que hace 19 años está en estado vegetativo permanente y es atendido en el LUNCEC (Lucha Neuquina contra el Cáncer), que confíen a la Iglesia y a ese centro asistencial "el cuidado de su persona y de su vida, hasta que su curso en esta tierra se cierre naturalmente". El prelado hizo este pedido a raíz de que el Tribunal Superior de Justicia de Neuquén dispuso, con fecha 19 de abril, que deja a las hermanas de Diez la responsabilidad de la suspensión de todas las medidas de sostén vital que hoy se le brindan. Al no haber cambiado la situación clínica del paciente, el obispo ratificó en su totalidad una declaración suya del 15 de agosto de 2012, en la que ante el pedido de "muerte digna" del joven, reclamó respetar la vida.