Después de centrarse en las virtudes cardinales, Francisco enfocó su catequesis en las teologales, como prendas de la presencia y acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano.
El arzobispo de San Juan de Cuyo afirmó que la Cuaresma es un tiempo particularmente especial para fortalecerse en las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad.