Unos 146.112 niñas, niños y adolescentes pertenecen a un hogar que tiene a algún integrante de su familia preso y esta condición "incrementa sus posibilidades" de ser pobres, pasar hambre, tener un mal rendimiento escolar, sufrir violencia o no tener acceso a una cobertura de salud, según un nuevo estudio de la Universidad Católica Argentina (UCA).