"El padre Guillermo se destacaba por su transparencia, su humildad, su amor por las personas, por las cosas y por la vida. Era una persona amable, fácil de querer. Sabía conquistarse el afecto de las personas haciéndose prójimo, acercándose". Así recuerdan al padre Guillermo Curti, sacerdote focolarino, fallecido el pasado 9 de mayo en la Mariápolis Lía en la localidad bonaerense de O?Higgins. "Guille", como todos lo llamaban, había nacido el 17 de febrero de 1934 en Reggio Emilia (Italia).