En vuelo de regreso tras su visita a Marsella, el Papa fue categórico con el tema de la eutanasia: "Con la vida no se juega", e insistió en la necesidad de seguir acogiendo a los migrantes.
Francisco compartió sus sensaciones sobre este nuevo viaje apostólico a Hungría: la paz, los contactos con el Kremlin y el diálogo ecuménico.
El papa Francisco dialogó con la prensa en el avión que lo llevó de regreso a Roma después de tres días de visita apostólica a Rumania. Entre otros temas el pontífice destacó su cercanía con el papa emérito Benedicto XVI y aseguró que tiene "una gran lucidez", también dijo que un político no debe sembrar odio ni miedo y advirtió que las ideologías amenazan la unidad de Europa.
En el vuelo de regreso a Roma, tras su visita apostólica a Panamá, con motivo de la 34ª Jornada Mundial de la Juventud, como ya es habitual, el pontífice respondió a las preguntas de algunos periodistas que lo acompañaban en el avión. Entre los temas a los que se refirió habló de Venezuela para la que pidió una solución pacífica. Sobre la reunión de febrero sobre el tema de los abusos, afirmó que "debemos tomar conciencia del drama y tener protocolos". También tuvo palabras sobre el drama del aborto y señaló que para comprender ese drama, hay que estar en el confesionario y ayudar a las mujeres a reconciliarse con el hijo no nacido.