Domingo 22 de diciembre de 2024

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Iniciamos un nuevo periodo lectivo y volvemos a encontrarnos en las aulas con nuestros estudiantes para afrontar el desafío de acompañarlos en su proyecto de vida 

En un mundo que pareciera querer anestesiar por la banalidad a nuestros niños y jóvenes estamos llamados a “responder a los estribillos paralizantes del consumismo cultural con opciones dinámicas y fuertes, con la investigación, el conocimiento y el compartir”. (Christus Vivit, 223)

En su intención del mes de enero, el Papa convocó a todos los educadores a incorporar un nuevo contenido en la enseñanza: La Fraternidad, y es bueno recordarlo en este momento que damos inicio a nuestras actividades. Nos llamó a ser testigos de un compromiso de vida con tres lenguajes armonizados: el de la cabeza, el del corazón y el de las manos, creadores de comunidad. (Video del Papa, Enero 2023)

En noviembre del año pasado, el Papa Francisco reflexionaba “El educador cristiano está llamado a ser plenamente humano y plenamente cristiano al mismo tiempo… su personalidad sea rica, abierta, capaz de establecer relaciones sinceras con los alumnos, de comprender sus necesidades más profundas, sus dudas, sus miedos, sus sueños. Y que sea capaz también de testimoniar -ante todo con su vida y también con sus palabras- que la fe cristiana abarca todo lo humano, todo, que lleva luz y verdad a cada ámbito de la existencia, sin excluir nada, sin cortar alas a los sueños de los jóvenes, sin empobrecer sus aspiraciones” (Discurso a los participantes de la asamblea general de la Unión Mundial de Educadores Católicos, 12 de noviembre de 2022) 

Recientemente hemos concluido el Curso de Rectores en las cuatro sedes regionales (Buenos Aires, Mendoza, Posadas y Córdoba); la centralidad de la persona, la escucha a las nuevas generaciones y la promoción de las familias, abrirse a la acogida son parte de los desafíos que deberemos afrontar para “hacer carne” en nuestras comunidades, en nuestras aulas, el Pacto Educativo Global que Francisco nos propone. 

Frente a estas realidades nos sentimos como el niño que ofreció sus cinco panes y dos pescados para dar de comer a la multitud; como él, sepamos poner nuestros propósitos y los de nuestros estudiantes en las manos de Jesús para que los multiplique y den frutos en abundancia

Que nuestra Madre de Luján nos acompañe en este año que inicia

BUEN INICIO DE CLASES

Dr. Adrián Álvarez, presidente del Consudec