Después de haber vivido y celebrado, con gran gozo, muchos acontecimientos durante el pasado mes de septiembre, mes de la Biblia y de la Juventud, nos adentramos a vivir en octubre, mes de la Misión Universal y del Santo Rosario.
Recordemos con gratitud haber podido participar presencialmente -que no es poca cosa, en aún de tiempo de pandemia-, de todos estos hechos:
La Palabra de Dios y la celebración de los Sacramentos nos ayudan a profundizar, cada vez más y con mayor intensidad, a crecer en la fe y a profesar, con mayor ardor, que JESUCRISTO ES EL SEÑOR DE TODOS. Ahora es el momento, por tanto, de Anunciar, Proclamar y Testimoniar su Nombre hasta los confines de la Tierra. Dejémonos guiar y conducir por el Espíritu Santo, primer y principal agente de la Evangelización.
Otro gran acontecimiento en este mes de octubre será la Apertura del Sínodo de los Obispos sobre la Sinodalidad, el próximo domingo 17 de octubre, en todas las Iglesias particulares del mundo, bajo el lema, Por una Iglesia Sinodal: comunión, participación y misión. Estamos invitados a caminar juntos siguiendo las inspiraciones y los pasos que el Espíritu Santo nos sugiere en este tiempo que nos toca vivir, muy en sintonía con la Asamblea Eclesial de América y el Caribe.
Grandes Santos, Testigos de la FE y del AMOR de Jesús y de la Iglesia, nos acompañan durante este mes misionero; entre otros: Teresa del Niño Jesús, Francisco de Asís, Faustina Kolwalska, Bruno, Juan XXIII, Teresa de Jesús, Ignacio de Antioquía, Lucas Evangelista, Pablo de la Cruz, Juan Pablo II, Antonio M. Claret. Simón y Judas, Apóstoles; y, sobre todo, María, madre de Jesús, bajo las hermosas advocaciones de Nuestra Señora del Rosario y del Pilar.
Verdaderamente el Amor de Cristo nos apremia (2Cor 5,14) afirma Pablo; y, con los demás Apóstoles, también nosotros decimos: No podemos callar lo que hemos visto y oído (Hech 4, 20). Simón Pedro proclamó: Porque no existe bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos alcanzar la salvación (Hech 4,12). Tres de sus últimos sucesores nos confirman en la misma fe de Iglesia: Anunciar y testimoniar a todos el Nombre de Jesús.
¡FELIZ Y BENDECIDO MES MISIONERO Y DEL SANTO ROSARIO!
Mons. José Vicente Conejero Gallego, obispo de Formosa