Miércoles 24 de abril de 2024

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Mujeres en la Iglesia: el desafío de la sinodalidad

Exposición de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo y Secretario General del CELAM (18 de junio de 2021)

Mujeres en la Iglesia
En los primeros momentos de su presentación, la hermana Nathalie se refirió al contexto actual con expresiones que es necesario ponderar adecuadamente: “Una llamada urgente, Fuertes aspiraciones, Un signo de los tiempos”

No se trata entonces de una cuestión abstracta, o para resolver en el diálogo de ideas. Tampoco es un “problema a resolver”, ni el engaño de concesiones que tranquilicen. No buscamos un “barniz superficial” ni un maquillaje para la ocasión.

En forma permanente el Papa se ha dirigido a las mujeres, recalcando el papel que ocupan en la vida civil y eclesial y abogando por el reconocimiento pleno de sus derechos, resaltando su dignidad y animando a que al interior de la Iglesia puedan desarrollar sus dones.

También se expresó diciendo que: “Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres (…), plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente”. (Evangelii Gaudium 104)

Los planteos respecto del lugar de la mujer nos incumbe a todos, varones y mujeres, y de diversas vocaciones, ha señalado la hermana Nathalie. Para asumir el desafío es necesario dejarnos guiar con libertad por la audacia del Espíritu Santo, dejando de lado actitudes de temor.

Se nos plantea una especie de tensión entre un modo de ser “Iglesia demasiado temerosa y estructurada” resistiendo a “una Iglesia viva que presta atención a las legítimas reivindicaciones de las mujeres” (CV 42)

La Iglesia tiene impreso rostro de Mujer: nuestras Asambleas, los grupos parroquiales, las celebraciones litúrgicas, los ministerios pastorales de nuestras comunidades, la calidad de la reflexión y la calidez de la entrega a los pobres y abandonados, se teje principalmente en las entrañas femeninas, cuyo seno es espacio de cobijo y amparo.

En muchos lugares del mundo “durante siglos las mujeres mantuvieron a la Iglesia en pie” (…) “con admirable entrega y ardiente fe” (QAm 99)

Sin embargo, “algunas mujeres jóvenes sienten que hacen falta mayores ejemplos de liderazgo femenino dentro de la Iglesia y desean contribuir con sus dones intelectuales y profesionales”. (CV 245)

Es importante sostener el enfoque en la llamada bautismal, y desde allí comprender la diversidad de vocaciones, carismas y ministerios; así como estos mismos instituidos también para las mujeres (acólito, lectorado, catequista)

El desafío de la sinodalidad
“Por una Iglesia sinodal: comunión - participación – misión”

“En una Iglesia sinodal se debe procurar que también las mujeres tengan una incidencia real y efectiva en la organización, en las decisiones más importantes y en la guía de las comunidades…con el estilo propio de su impronta femenina” (QAm 103)

Se trata de ensanchar la mesa, procurando que haya lugar para todos quienes hemos recibido la invitación al banquete del Reino desde el momento del bautismo. Jesús nos convoca, Él es el centro y el sentido de todo lo que vivimos.

Afirmamos con certeza que como Pueblo de Dios, estamos llamados a transitar nuevos caminos. Esto nos sitúa a varones y mujeres de fe en el lugar de la escucha, único desde el cual, podremos sopesar, comprender y asumir los desafíos que este momento histórico le plantea a la Iglesia.

La palabra sinodalidad hace referencia a un camino hecho en conjunto por el Pueblo de Dios que peregrina en la historia. 

En esta coyuntura, se hace más nítida la misión de las mujeres en la Iglesia. Llamadas a ser, al interior del tejido eclesial, sacramento de comunión, puente que favorece el encuentro, en cuyo vientre se fecunda un nuevo modo de relacionarse y se prioriza el arte del acompañamiento. El espíritu sinodal al que estamos abocados, supone la participación de la mujer en los espacios y estructuras de la Iglesia, en el discernimiento y la toma de decisiones. 

El Espíritu de Dios sigue irrumpiendo y hablando a la Iglesia, y hoy clama invitándonos a “caminar juntos”. Este cambio de paradigma, este paso de una Iglesia clerical y piramidal, a una Iglesia más sinodal, exigirá escucha y conversión. En este proceso será fundamental la presencia y la participación de las mujeres. 

Precisamente “el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. (Francisco)

Pregunta: El Papa alude a una “Iglesia demasiado temerosa y estructurada” resistiendo a “una Iglesia viva que presta atención a las legítimas reivindicaciones de las mujeres” (CV 42)

¿Podría señalar dos o tres actitudes que manifiesta la “Iglesia temerosa” y otras tantas de la “Iglesia viva”?

Mons. Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo y Secretario General del CELAM