Domingo 24 de noviembre de 2024

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El jornal de Jesús

Reflexión de monseñor Sergio O. Buenanueva, obispo de San Francisco, publicado en "La voz de San Justo" (20 de septiembre de 2020)

Una nueva parábola de Jesús (cf. Mt 19, 30-20, 16). Como en otras ocasiones, la historia que cuenta ha surgido de su perspicaz observación de la vida cotidiana; más precisamente, del mundo del trabajo. Lo conoce bien, pues, antes de convertirse en predicador itinerante, ha sido trabajador. Ha visto cómo interactúan patrones y jornaleros, sus tratos y regateos. 

Esa experiencia le sirve ahora para narrarnos cómo trabaja Dios. Ya los profetas y los salmos nos hablan de Dios como un labrador que planta una viña, la cuida con dedicación y cariño, aunque, casi siempre, el fruto que obtiene son uvas amargas. Pero, esa frustración no lo desalienta: vuelve a empezar con la misma pasión y una infinita paciencia…

En la parábola de este domingo, sin embargo, Jesús incorpora un elemento de ruptura: el dueño de la viña quiere a todos trabajando en su viña, solo que, para todos tiene la misma paga: un denario que vale como jornal. El que trabajó más tiempo recibe un denario. Lo mismo, el que solo estuvo un rato. 

Esta real “injusticia”, deliberadamente destacada, le sirve a Jesús para acentuar una realidad que desborda el marco de las relaciones laborales. Le es útil para contarnos cómo trabaja Dios, cómo nos mira a cada uno y, en definitiva, qué quiere darnos. 

“Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?” (Mt 19, 27). Es la inquietud que se había despertado en el corazón de los discípulos y que Pedro, una vez más, expresa en voz alta. Lo que no se había animado a hacer el joven rico, lo han hecho ellos: dejarlo todo y seguirlo. ¿Qué les dará Jesús a cambio? ¿Vale la pena semejante decisión de vida?

Jesús comprende lo que pasa en el corazón de sus discípulos. Por eso cuenta la parábola. Quiere compartir así su propia experiencia. Para ellos, Jesús no tiene otra paga que la que él mismo recibe cada día del Padre. Ese “jornal” que se hace oración filial: “Padre, danos hoy nuestro pan de cada día”. El jornal de Jesús es su Padre, el Dios amigo de la vida, que es bueno por encima de todo. Ese es su “pan cotidiano”. De él vive.

Claro, hay que seguir caminando con él hacia Jerusalén, hacia la pascua. Allí, al caer la tarde, tendrá lugar la paga: Jesús no dará algo, se dará a sí mismo. Dios se hará don gratuito para todos. Entonces, los últimos serán como los primeros. 

Mons. Sergio O. Buenanueva, obispo de San Francisco