Mis queridos hermanos diáconos
¡Feliz día del Diácono! En el recuerdo de San Lorenzo, diácono y mártir, la Iglesia los tiene especialmente en cuenta para celebrar la llamada de Dios en Uds., una invitación apremiante al servicio y la entrega fraterna. Gracias por el sí que, junto a sus esposas y familias, le dieron un día al Señor.
Este año constituye para todos nosotros una experiencia inesperada. El Covid19 y su impacto en nuestras vidas nos desafía en la esperanza y nos alienta a renovar nuestro sí generoso y pleno al Señor. Muchos de Uds. por razones de edad o de salud pertenecen a grupos de riesgo. Cuidarse y cuidar la vida de la propia familia es una exigencia nacida del mandamiento del amor que el Señor grabó a fuego en nuestros corazones.
Me alegra mucho saber, sin embargo, que siguen conectados con sus parroquias y comunidades, con los hermanos diáconos y con la arquidiócesis de distintas maneras. Con varios me “encuentro” en la misa del domingo, televisada por canal 7, y me lo hacen saber a través de algún saludo afectuoso por los distintos medios digitales. Es muy importante que en esta distancia sanitaria fortalezcamos la cercanía del corazón. Urgidos a seguir comunicándonos, sea la oración la primerísima conexión con Dios y los hermanos. Allí nos nutrimos con la fuerza que viene de Dios para actuar fructíferamente en su nombre. En la oración, muchos de Uds. siguen diaconando a esta Iglesia.
Pero también están los diáconos cuya salud, edad y posibilidades le permiten seguir prestando su servicio diaconal en las comunidades. ¡Muchas gracias por el regalo de la cercanía diaconal, principalmente a los enfermos y a los pobres! Permítanme insistirles en las precauciones sanitarias ahora que el virus circula con una mayor extensión.
A todos, el Señor Jesús nos invita en este tiempo a dejarnos habitar por su corazón grande que ama y sirve como una única respuesta de toda la vida, de cada día, a la llamada del Padre que nos hace socios suyos en la creación de un mundo nuevo, más justo y fraterno.
Reciban mi abrazo y el afecto paterno para Uds., sus esposas e hijos. Dios los bendiga con el don de la fidelidad en la esperanza.
¡Feliz día del diácono! ¡Feliz día de una Iglesia fraternal y samaritana, que sirve y anuncia al Señor con sus gestos y palabras! En Cristo, buen Pastor, con nuestra Madre Santísima del Rosario.
Mendoza, 10 de agosto de 2020
Mons. Marcelo Daniel Colombo, arzobispo de Mendoza