Queridos hermanos diáconos

Qquiero llegar con mi saludo fraterno a cada uno de ustedes en esta fiesta del diácono mártir San Lorenzo, patrono y modelo de los diáconos en la Iglesia, y cuya celebración litúrgica le da fecha a esta conmemoración.

Una vez más les agradezco de corazón la generosidad, la buena disposición y la alegría con que se dedican al ministerio diaconal que les ha sido confiado, a veces teniendo que compartir el tiempo y las energías con las obligaciones propias de la familia, que ya tenían. La vocación y la presencia testimonial de ustedes en sus comunidades es una gran riqueza que honra a la Iglesia.

Al recordar la celebración eucarística en la que recibieron la ordenación diaconal, no podemos dejar pasar por alto el contenido de su oración colecta. Allí le pedimos a Dios que les dé “disponibilidad en la entrega, mansedumbre en el servicio y perseverancia en la oración”. Son cosas que pueden decirse muy rápidamente, pero que necesitan del trabajo y el esfuerzo de toda una vida para adquirirlas en la personalidad diaconal de cada uno. Son el contenido de una súplica que hacemos y el don de una gracia que esperamos; pero, sin duda, también deben formar parte de un proyecto de vida para el que abraza la vocación diaconal: entrega disponible, servicio manso, oración perseverante. Y al mismo tiempo significa un camino de santificación en el ministerio.

Que San Lorenzo, con quien comparten la vocación diaconal, rece por ustedes para que Jesús, que “no vino para ser servido sino para servir” (Mt 20,28), les dé un corazón semejante al suyo. Y que María, la que forjó su corazón de madre en el servicio, los cuide como a hijos muy queridos.

Con todo mi afecto en el Señor.

Mons. Héctor Luis Zordán M.SS.CC, obispo de Gualeguaychú