Queridos hermanos:
Como Iglesia que peregrina en Tucumán hoy nos reunimos a celebrar a Jesucristo, vivo y presente en el misterio de la Eucaristía.
Como peregrinos de esperanza, el Señor nos alimenta con el Pan de su Palabra, el pan de su misericordia y compasión, el pan de su Cuerpo eucarístico, con el pan de la comunión fraterna, eclesial y sinodal, con el pan de su caridad infinita; para que saciados con su misma vida sacrificada en el altar de la cruz y de la eucaristía salgamos a la misión, a dar de comer a los demás, a llevar a los hermanos con los que nos toca compartir la vida ese mismo pan que recibimos y que tanta necesidad tiene nuestra sociedad.
“Con Jesús Eucaristía, peregrinos de esperanza”
Celebramos en Corpus el misterio del inmenso amor que Jesús nos tiene y tiene por todos los hombres.
Hay muchos tucumanos que hoy necesitan el pan de la esperanza, el pan del consuelo, de la alegría, de la dignidad. Tantos hermanos que necesitan ser escuchados, aceptados, amados, atendidos, misericordeados. Somos los peregrinos que necesitamos ser curados y aliviados, necesitamos la luz de la esperanza en medio de tanta oscuridad, cuando parece que nada nos entusiasma y que ya nada podemos hacer. Hay tantos hermanos que viven en angustia porque no tienen el pan de cada día, el trabajo digno, las necesidades básicas, los que cayeron en adicciones y sus familias sufrientes que ya no saben qué hacer… cuantos necesitados de esperanza, de amor en su vida ordinaria.
El Evangelio que escuchamos nos dice que Jesús, aunque buscaba un lugar tranquilo para estar con los discípulos, atendió a la gente, no fue indiferente a la multitud necesitada y angustiada. ¿Qué hace Jesús?…
En primer lugar, les ofrece la Palabra de esperanza, hablándoles del Reino de Dios. Jesús sacia con el pan de la Palabra a la multitud y les revela que el designio amoroso de Dios es hacernos participar de su misma vida, de su gloria en la eternidad. Este misterio se nos revela en Jesucristo muerto y resucitado para nuestra salvación. Este Misterio de la fe se actualiza permanentemente en cada Eucaristía, “prenda de la gloria futura…” que alienta nuestra esperanza en la vida para siempre junto al Señor… “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús”.
“Con Jesús Eucaristía, peregrinos de esperanza”
En segundo lugar, Jesús descubre que quienes lo escuchan también tienen la necesidad de la misericordia y compasión; y él devolvió la salud a los que necesitaban ser sanados… La eucaristía nos ofrece el pan del perdón y de la misericordia. El Señor sana nuestras miserias y pecados y nos devuelve la gracia de su vida divina… Hoy el Señor a través del ministerio de la Iglesia nos ofrece el don de la Indulgencia en el Jubileo de la Esperanza y la bendición apostólica que recibiremos al final de la celebración. Porque el amor del Señor ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado y la esperanza no defrauda…
“Con Jesús Eucaristía, peregrinos de esperanza”
En tercer lugar, los discípulos le propones a Jesús que despida a la multitud, porque la cercanía de la noche, de la intemperie, del desierto; la necesidad del albergue, de comida… ¿Lo hacen por compasión o por egoísmo?… Quizá nosotros mismos como los discípulos, muchas veces sufrimos la tentación de sacarnos de encima a los demás, a los necesitados, a los pobres y sufrientes…, muchas veces nos molestan y son inoportunos… muchas veces pasamos indiferentes… Y Jesús nos responde: “Denles de comer ustedes mismos”.
Jesús no sólo atiende a la multitud; también nos enseña a sus discípulos, a sus cercanos, a los que nos dijo tomen y coman…, tomen y beban…, hagan esto en memoria mía… Jesús nos hace partícipes de su misión a los llamados y consagrados por el bautismo para ser continuadores de su obra redentora en el mundo a través de los tiempos en comunión eclesial y misionera… y quiere que pongamos todo de nosotros mismos para alimentar con el pan del servicio y de la caridad a los demás.
Jesús nos repite “Denles de comer ustedes mismos” Quiere que ofrezcamos los cinco panes y los dos pescados, lo que somos y tenemos para ponerlos en sus manos, parece poco, muy poco… pero Él quiere contar con nuestra pobreza y nuestros límites para llegar a todos.
Con esos panes partidos y ofrecidos al Padre Dios, nos lo devuelve multiplicado para servir al hambre de tantos hermanos… porque la esperanza, que se fundamenta en la fe y se nutre de la caridad, no cede ante las dificultades y hace posible que sigamos adelante en la vida, esperando contra toda esperanza, contra todo imposible…
Jesús los entrega a sus discípulos, a nosotros para saciar el hambre de la multitud… de nuestras comunidades y de nuestra sociedad. Hambre de fe y de Evangelio, hambre de esperanza y consuelo, hambre de sentido de la vida y la dignidad…
“Con Jesús Eucaristía, peregrinos de esperanza”
Que en esta fiesta del Corpus del Jubileo de la esperanza resuene en nuestros oídos, pero especialmente en nuestro corazón las palabras de Jesús: “Denles de comer ustedes mismos”, “Tomen y coman… Tomen y beban…” “…hagan esto en memoria mía”
Jesús nos ofrece su Cuerpo y Sangre en las especies eucarísticas del pan y del vino para que entremos en comunión de amor con Él y entre nosotros. Que al comer su Cuerpo se abran los ojos de la fe para vivir como verdaderos hijos de Dios y descubrir las otras formas de presencia en los hermanos, especialmente los más sufrientes. En cada Eucaristía Él habita dentro nuestro por la comunión, para que tengamos sus mismos sentimientos y amemos con su mismo corazón.
“Con Jesús Eucaristía, peregrinos de esperanza”
En el Año jubilar estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de angustia y desesperación. El Espíritu Santo, con su presencia perenne en el camino de la Iglesia, es quien irradia en los creyentes la luz de la esperanza. Él la mantiene encendida como una llama que nunca se apaga, para dar apoyo y vigor a nuestra vida. La esperanza cristiana, de hecho, no engaña ni defrauda, porque está fundada en la certeza de que nada ni nadie podrá separarnos nunca del amor divino.
“Con Jesús Eucaristía, peregrinos de esperanza”
En nuestra condición de peregrinos de Esperanza necesitamos de la Eucaristía como alimento en nuestro camino hacia la Vida Eterna, así la vida cristiana tiene necesidad de este alimento para tener Vida Eterna y nos ayuda a reconocer nuestra condición de peregrinos de Esperanza y del enorme amor de Jesús que se hace nuestro alimento.
Decía San Juan Pablo II: “En el humilde signo del pan y el vino, transformados en su cuerpo y en su sangre, Cristo camina con nosotros como nuestra fuerza y nuestro alimento y nos convierte en testigos de esperanza para todos”
Hoy le pedimos a Jesús que colme de esperanza y fortaleza a nuestros sacerdotes para que sigan haciéndolo presente en los sacramentos especialmente de la Reconciliación y la Eucaristía.
Que bendiga a los ministros extraordinarios de la Comunión que son instituidos para prolongar la esperanza y la comunión eclesial entre los hermanos enfermos
Pedimos también por los ministros de la liturgia y de la caridad, por los ministros del consuelo y la esperanza. Pedimos por los que atienden a los adictos, presos, a los pobres y marginados; a los niños, jóvenes, ancianos y enfermos…
“Con Jesús Eucaristía, peregrinos de esperanza”
Vamos a caminar en la procesión del Corpus por las calles de nuestra ciudad para que sigamos creciendo como Iglesia peregrina de esperanza; cada día más fraterna, servidora y misericordiosa para continuar la misión de llegar a todos con la luz de la esperanza y la alegría del Evangelio.
Que María, mujer eucarística nos acompañe con su ternura maternal. Amén
Mons. Carlos Sánchez, arzobispo de Tucumán